Sobre el Padre de la Patria vale recordar algunos datos sobre su vida que se hallan casi olvidados.
Valga preguntarse, ¿qué habría pasado si Bolívar hubiera seguido los pasos de Dessaliness, Iturbide o incluso el mismo Pedro I de Brasil, esto es, si hubiera aceptado o se hubiera endilgado el título de Rey o Emperador, como bastante le acusaron sus detractores de ambicionarlo? La respuesta es simple: Anarquía y más anarquía. Más de la que ya se tenía a causa de los particularismos que acabaron escindiendo a la Gran Colombia en 1830.
Pero, aunque se le haya acusado al Padre de la Patria de dichas ambiciones “napoleónicas” vale acotar que le faltó muchísimo para llegar a ser rey. Su situación no fue como la de Iturbide o San Martín, que primero pelearon por España y luego por América, ni mucho menos como la de Pedro I de Brasil, que se coronó emperador luego de años de permanencia de la familia Braganza, en el gigante de Sudamérica.
Y aunque hubiera querido ser Rey o Emperador de la Gran Colombia o de la Federación de Los Andes, él conocía de antemano los males que adoptar una monarquía hubieran traído (Cartas a Páez, 6 de marzo de 1826), Estanislao Vergara (13 de julio de 1829) y a Patricio Campbell (5 de agosto de 1829).
En tercer lugar, adoptar semejante sistema hubiera sido contradictorio con lo propuesto en el Congreso de Panamá, esto es desconocimiento de cambios bruscos de forma de gobierno.
Lo cierto es que ni Bolívar aspiró a la corona, ni Santa Marta fue su Santa Elena (en palabras de Germán Arciniegas), ni mucho menos fue Bolívar El Verdadero Souluoque (Palabras estas de Carlos Marx a su amigo Engels).
Sé que para algunos suena difícil de creer que los datos que aquí expongo sean ciertos, pero lo son, están documentados y al menos en las cátedras de historia de nuestro país deberían conocerse