Estas dos palabras contienen toda una filosofía de vida. Se aplican para cualquier actividad personal o de grupo, tanto en la política como en las más variadas coyunturas que puedan presentarse. Nuestro inolvidable Lorenzo Fernández las usaba con frecuencia, teórica y prácticamente. Hablaba siempre de la necesidad de actuar con prudencia que no se confunda con debilidad y con una firmeza que jamás pueda derivar en atropello. Era la escuela de la mayoría de los viejos copeyanos, en la cual nos formamos quienes ahora somos los “viejos”. La tengo siempre presente.
Apelo a ellas en este momento crucial de la vida venezolana. El régimen se derrumba. Es una realidad a la vista. Inocultable y nos coloca a las puertas de imprevistos ante los cuales debemos prepararnos. Este año es muy importante. No sólo por la coyuntura electoral para las parlamentarias, lo cual no puede menospreciarse, pero todo el mundo sabe del ventajismo, del abuso de poder controlado, del servilismo de una Consejo Nacional Electoral dominado por el régimen, del fraude de ejecución progresiva del que somos víctima desde hace muchos años. No gana quien obtiene mayor número de votos, sino quien sea proclamado por el CNE. Sin embargo, el rechazo al alto gobierno es de tal naturaleza, que la derrota es un hecho perfectamente previsible. Todo dependerá de cómo reacciones los demócratas, ante una nueva manipulación de los resultados y de sus consecuencias.
Pero tanto o más importante que eso, es la convicción de la inmensa mayoría que aspira un cambio definitivo. Esto no puede ni debe continuar. A la alianza cívico-militar gobernante, le surge ahora la alianza cívico-militar democrática que aspira reordenar la vida nacional, cumplir y hacer cumplir la Constitución y leyes de la República y garantizar la vida y seguridad de las personas y de los bienes. El sufrimiento del pueblo puede llegar a su final a corto plazo. Hay esperanzas fundadas y fe firme con relación al futuro. Lo electoral es muy importante, pero todos sabemos que no basta. Hay planes, proyectos, iniciativas para atender todos los problemas económicos, sociales y políticos y resolverlos en breve plazo. Lo más importante es que también hay gente capacitada con plena competencia para hacerlos realidad. El obstáculo es el régimen que encabeza la funesta dupla Maduro-Cabello. “Siempre habrá Venezuela” fue el título de unos de los libros de Miguel Ángel Capriles hace años. No debemos olvidarlo.