Para recordar: “En esos días se presentó Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea. Decía: ¡Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado!” (Mateo 3:1,2).
Cuando decimos que la publicidad habla, aunque es una metáfora, entes gubernamentales nos informan que en nuestro país ¡no hay dinero!, pero la publicidad indica otra cosa.
En casi todos los medios de comunicación se publicita invertir en dólares, en los Estados Unidos, Panamá, otros y en Venezuela. Se promueve comprar condominios, paquetes de vacaciones, franquicias, hasta vehículos en la divisa extranjera.
Eso nos indica, sin ser expertos en la materia, que debe haber un grupo grande de personas manejando dólares o altas sumas en bolívares, mientras, la realidad: Es que hay un grupo mayoritario que no tenemos cómo o dónde invertir un solo centavo. (Ver titular de EL IMPULSO, 15/06/15).
La publicidad, en el latín se refiere al verbo publicare, que puede traducirse como “hacer público algo”. El término, suele asociarse a la divulgación de anuncios de carácter comercial para motivar el consumo. (http://definición.de/Publicidad). Pero, si hacemos uso literal de la definición, Juan el Bautista no escatimó esfuerzo en publicar o en “anunciar” a voz en cuello, que el reino de los cielos (el Hijo de Dios) se había acercado.
Para ese entonces, Jesús refrendó las palabras de Juan, y así está escrito: “Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está cerca. ¡Arrepentíos, y creed al evangelio!” (Marcos 3:15,16).
Hoy, estamos repitiendo un mensaje similar tal como lo hizo Juan, Jesús y hasta los profetas antiguos, como Daniel (ver Daniel 2:44, Apocalipsis 1:7). Y cuando ellos lo hicieron, nunca mostraron la salvación como si fuera un negocio o con fines comerciales, porque ¡La salvación es gratuita!
En tal sentido, Elena de White dice: “No importa lo que tengamos que enfrentar, oposición y esfuerzos, para ‘acercar’ las almas a la verdad de origen celestial… Debemos dar publicidad a nuestra fe” (Conflicto y valor, 2 de Octubre, p. 281).
Según www.diferencia.inf, “la propaganda se hace con el propósito de influir en las actitudes de las personas. Cambiar la manera de pensar, las opiniones y hasta las creencias de las mismas”. Hay que tener claro, que el Espíritu Santo es quien cambia los corazones y nunca nosotros.
Sin embargo, la autora antes citada, señala: “Debemos usar todos los medios justificables para presentar la luz delante de la gente. Utilícese la prensa, y empléese todo elemento de propaganda que pueda llamar la atención hacia la obra… ¿y aquellos que tienen la luz de la vida estarán satisfechos con esfuerzos débiles para llamar la atención a las normas de la verdad? (Evangelismo, p. 99).
Así como la publicidad que habla en Venezuela, dice una cosa, y hay otra realidad, deberíamos tener cuidado para evitar esa dualidad con el evangelio. Un ejemplo: Si en la Oración del Padre Nuestro, repetimos “Venga tú reino” ¿Por qué vivimos como si fuera falso? ¿Estamos esperando que venga Jesús, por Segunda vez? Si o no.
Aunque la historia tiende a repetirse y pareciera que “son pocos los que escuchan la voz de Dios” estamos invitados a nunca desmayar, y tal como lo anunció Juan y Jesús, debemos decirle al mundo ¡Cristo viene, por Segunda vez! ¡Preparémonos!
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