Si tuviéramos que hacer un inventario de parques que cumplen su función recreativa para la ciudadanía
y aquellos que no, hay uno en Barquisimeto que ni siquiera tiene un nombre, una partida de nacimiento
y muchos menos una señalización para orientar al usuario sobre cómo llegar o una advertencia que diga:¡La entrada es a 200 metros a la derecha!
Lo más lamentable de toda la situación es que los usuarios de esta ciudad permanentemente están pidiendo espacios abiertos para la recreación de sus hijos, más canchas deportivas para alejar a los adolescentes de los vicios, y, aunque parezca increíble, hay zonas creadas para ello, que nadie las conoce porque las autoridades competentes tampoco se han ocupado de convertirlas en visibles.
Si usted transita por La Ribereña en sentido hacia Cabudare, a la altura del distribuidor Tarabana, a la derecha, hay una vía semioculta por la maleza, y al final de ella hay un parque con instalaciones para niños en muy buen estado, equipo para ejercicio de adultos, una cancha de futbolito y otra de basquetbol aptas
para jugar, y una casa de madera que, suponemos, debe haber sido construida para los oficiales de vigilancia.
Dentro de la soledad que rodea este parque desconocido algunos trabajadores de las haciendas que lo rodean y los habitantes de sectores aledaños, señalaron que no hay iluminación para la noche, tampoco vigilancia y muchos menos han visto a alguien haciendo algún tipo de mantenimiento.