Una buena alimentación ayuda al buen funcionamiento y salud de todos los órganos del cuerpo, que mejor espejo de nuestra buena alimentación que una piel tersa, suave y brillante. Si quieres mejorar tu piel a través de la alimentación, lo primero que tienes que tener es paciencia, aunque en casos de deshidratación y resequedad los resultados son súper rápidos, la tonicidad y elasticidad de la piel si requieren más tiempo para mejorar. Aquí va una lista de alimentos que no deben faltar en tu cocina para que aproveches todas las bondades de la naturaleza en tu piel.
- Vitamina C: nos ayuda a recuperar el colágeno y la elastina, logrando mayor firmeza en la piel, los encontramos en cítricos, frutas y vegetales frescos. Algunas son: Limón, fresa, kiwi, brócoli, naranja y lechosa.
- Omega 3: Ácidos grasos ayudan a que la piel se mantenga hidratada y con un brillo súper saludable. Los consigues en pescados, aceite de oliva, aguacate, frutos secos.
- Sulfuro: Pues si aunque el ajo y la cebolla son de sabor y olor fuerte sus propiedades dan suavidad a nuestra piel.
- Vitamina E: El secreto mejor guardado de las abuelitas para rejuvenecer y brindarle antioxidantes a la piel, también lo encontramos en el aguacate, almendras, aceite de girasol, nueces.
- Zinc: Sirve para contrarrestar los daños del día a día de la piel por la contaminación, el viento o el sol. Abundante en: semillas de auyama, germen de trigo, sardinas, hígado de res y ostras.
- Agua: Inimitable e inigualable, las bondades del consumo del agua con la piel son inimaginables, de ser una piel opaca sin brillo y áspera; pasa a ser una piel tersa, suave y brillante con mantener un adecuado consumo de agua entre 8-10 vasos lo que se traduce de en un máximo de 3 litros diarios en promedio para una persona adulta. Si bien es cierto que todos los líquidos suman, nada como los beneficios que aporta el agua a nuestro cuerpo.
Muchas personas utilizan mascarillas de algunos de estos alimentos obteniendo un efecto paliativo, pero mi consejo es que nuestra piel refleje lo que somos por dentro y para eso debemos cambiar nuestros hábitos alimenticios y aumentar el consumo de alimentos que nos nutran, desde adentro para reflejar nuestra salud por fuera.
