Los Guaros de Lara, subcampeones de la Liga Profesional de Baloncesto (LPB) 2015, al perder la serie final ante Marinos de Anzoátegui en cinco compromisos (4-1), fueron detenidos en su pretensión de irrumpir como el equipo que amenace la vigente hegemonía de los navales en el circuito, ante un implacable juego de conjunto en defensa y ataque que demostró mayor oficio para asegurar la corona.
Cierto es que la franquicia registró un progreso sin premio, si se toma en cuenta que en la temporada 2014 cristalizó su regreso a la postemporada tras tres años de ausencia y dijo adiós en los tercios de final.
Esta vez, logró llegar a la serie decisiva y romper así con una seguidilla de nueve años sin jugar una serie final, pero Marinos, como de costumbre, se colocó el traje de verdugo y no tuvo clemencia.
Deja un mal sabor de boca que, tras una ronda regular en la que ganaron dos de cada tres partidos y jugaron para 25-11, unos playoffs en los que ganaron 11 de 14 encuentros entre tercios y semifinales y fortalecieron la estructura tanto técnica como de jugadores criollos e importados, no se pudo ofrecer mayor resistencia contra el acorazado.
El listón estaba alto y el compromiso partía de la propia ambición de la junta directiva presidida por Jorge Hernández, que trabajó a nivel gerencial para traer a piezas de la talla del asistente técnico Jorge Arrieta y los criollos Gregory Echenique y Luis Bethelmy y que, con paciencia, consolidó un tridente foráneo de calidad con Terrell “Tu” Holloway, Dewarick “Dee” Spencer y el exNBA James Singleton.
No estaba en los planes de nadie, y en especial de Néstor “Ché” García, el perder tres de los cuatro partidos de la serie por diferencia de 20 o más puntos.
Tratar de romper con la sequía histórica de victorias en Puerto La Cruz, que se extendió a 34 juegos desde abril de 2005, era una tarea obligada y el equipo falló de manera estrepitosa, al jugar por debajo de su nivel habitual y ceder, 86-64 y 83-55.
La defensa a presión de Marinos, con trampa y corte sobre Terrell “Tu” Holloway, así como la intensidad de su segunda unidad, o bien con puntos de la mano de Oscar Torres y Raúl Orta o mediante la defensa de Juan Herrera, Jesús Urbina y Keving Palacios, impidieron que cualquier complicación por faltas de Garret Siler o la poca anotación de Marcus Melvin fuesen un problema serio.
En Barquisimeto, Guaros mostró, al menos por un juego, que sí tenía plantilla para devolverle el golpe a Marinos.
Con algo de su propia medicina en intensidad defensiva, incluido el regreso de un muy concentrado Heissler Guillent, los crepusculares superaron 88-70 a los orientales y descontaron a 2-1, a casa llena y con chance real de cambiar la historia.
Sin embargo, así como en los dos primeros juegos las rachas trabajaron en su contra, en un cuarto juego en el que insistieron con los triples en lugar de atacar más cerca del aro, en el cuarto duelo, el del debut de Leon Rodgers, Aaron Harper y Gregory Vargas amargaron la noche a la afición y alzaron una vez más a los suyos, 88-68.
El quinto duelo, el que más se pareció al de una serie final pareja, terminó 85-81 con David Noel como sustituto de Singleton y un Guaros que remontó una desventaja de doble dígito, llegó a ubicarse adelante con muy buena defensa, pero sobre el final no tuvo arrestos para contestar el show que montaron los hermanos José y Gregory Vargas, corazón y garra de su plantilla, en ruta a su título 11.
Guaros progresó, sí, pero no logró quebrar 32 años de sequía para Lara en cuanto a títulos en la principal liga del país.
Tocará reflexionar desde la humildad de la derrota, replantearse cosas y pensar en un 2016 mejor, incluido el compromiso de representar al país en la Liga de las Américas de FIBA.