Esta información de Humboldt es muy importante. El venía de recorrer el oriente venezolano, aún no llegaba a Caracas pero ya sabía que del zumo fermentado y dulce de lo que denominó Agave Americana, se obtenía “un aguardiente por destilación”. Y cabe entonces preguntarse: ¿Para finales del siglo XVIII se fabricaba Cocuy de Agave en la región oriental de Venezuela donde diversos autores y Humboldt mismo comprobaron la gran abundancia de esta planta? y si así fue ¿por qué luego cesó esta elaboración del Cocuy en dicha región?
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“He visto comer los renuevos de sus hojas: y las fibras de las hojas sirven para cordeles de una resistencia extraordinaria. En el reloj de la catedral de Caracas una cuerda de Maguei de 5 líneas de diámetro tenía en suspensión hacía 15 años un peso de 350 libras.” (Id.,II,p.63).
Esta última información es dudosa e incierta si se refiere a que aquella cuerda de la catedral de Caracas era de dispopo pero veraz si se confeccionó con cocuiza cuya mayor resistencia es reconocida.
VII. Taxonomía y taxónomos
Qué inmensamente complejo es el estudio del Ágave Cocuy y del Cocuy de Ágave, puede verificarse solamente con la presencia de su descripción taxonómica existente, su clasificación en el universo vegetal, para lo que bastaría leerse la abrumadora Introducción que P. Font Quer firma en el Diccionario de Botánica publicado con la colaboración de eminentes especialistas y su edición por la Editorial Labor S.A., en 1973, refiriéndose a las gigantescas dificultades enfrentadas por los científicos desde cuando Fernández de Oviedo, en el siglo XVI se declaraba impotente para describir las especies vegetales, “la diversidad florística de las selvas intertropicales americanas”, pasando por los estudios de Miguel Bernardes y Maynader en 1767, Linneo en 1735, Antonio Polan y Verdera en 1778, pioneros en el estudio científico del mundo vegetal.
En dos autores de diferentes países encuentro una observación que además de razonablemente cierta resulta fácilmente comprobable al examinar los escasos trabajos hechos en Venezuela sobre el Ágave en general y sobre el Ágave Cocuy en particular.
La primera que se puede citar es la del venezolano Santos Rodulfo Cortés que en su trabajo escribe algo que suscribimos totalmente:
“Decepciona pensar que nuestros clásicos no atinaron hacer una descripción ajustada de la taxonomía botánica y prefirieron detenerse en detalles superficiales que no satisfacen al rigor científico, sin contar que el ensayo que practicaron, fuera de no aportar datos suficientes, fue expuesto en una literatura pobre, carente de técnica y de escaso valor” lo que fue escrito en 1961 y más de medio siglo después sigue siendo una lamentable carencia de la que nuestros centros de estudios universitarios e instituciones dedicadas a la investigación científica deberían avergonzarse.
Pero esta actitud de indiferencia por el estudio de esta planta y sus potencialidades innumerables, no es exclusividad de Venezuela. En el Perú, la investigadora Oriana Pardo Briceño lamentaba ”…que muchos estudios taxonómicos [de esta planta] han sido realizados sobre ejemplares cultivados en jardines botánicos europeos” y sin negar que ellos representan destacados valores de las ciencias botánicas “…probablemente nunca vieron un Ágave en su lugar de origen como lo señala [Howard S.J.] Gantry, 1988, quien según Pardo, señala los nombres de cuatro sobresalientes estudiosos de la planta que tanto nos interesa; en orden cronológico ellos son: Haworth, 1768-1833; Moench, 1794; Jacobi, hacia 1864-1867, y Berger, inicios del 960. De estos se han obtenido datos biográficos de Sir Walter Howorth (1883-1950) químico británico que estableció la constitución de la vitamina C y realizó su síntesis en 1933, recibiendo el Premio Nóbel en 1927 por sus trabajos sobre el azúcar