Habrá quienes se preguntan si la situación económica que vive el país ha sido planificada o es consecuencia de un rumbo equivocado. La respuesta es compleja, si se toma en cuenta que todo gobierno apoya su gestión en un proyecto que, en la teoría, debe mirar hacia el futuro.
Sobre este respecto el economista y docente de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Ronald Balza, sostiene que en Venezuela existe un objetivo de planificación que ha tenido malos resultados.
“No creo que el gobierno haya planificado la escasez, pero no entiende que los precios envían una información relevante que ha sido ignorada… Tampoco reconocen que las divisas fijadas a un precio de 6,30 bolívares nunca será suficiente para la demanda que se tendrá”.
Asimismo, señaló que tampoco ha sido estimado el impacto del precio de la gasolina, sobre la inflación y el dólar paralelo, ya que al tener el combustible a un precio “barato”, se promueve un contrabando de extracción que requiere de bolívares y afecta su precio de manera determinante.
“No es que el gobierno haya planificado que estemos pasando por una difícil situación, sino que los planes del gobierno se han hecho sin tener en cuenta las consecuencias de querer acabar con las relaciones mercantiles”.
Con ello niega que existan sólo dos opciones: socialismo o capitalismo. Advierte que hay otros modos en los que el Estado puede intervenir en la economía del país, sin implicar la decisión del “todopoderoso”, como en la planificación centralizada.
En opinión de Balza se requiere de un gobierno que establezca un marco, facilite las relaciones, estimule las inversiones y la coexistencia de la inversión pública y privada, que formule un sistema de gasto público bien diseñado y sin presupuestos paralelos.
“El gobierno ha pensado que mantener el dólar a Bs. 6,30 nos permite mantener medicinas y alimentos baratos… pero si realmente se quiere ayudar a quien no puede pagarlos, lo idóneo es darles un subsidio en bolívares, y en una moneda que no pierda su valor.
En su opinión, devaluar el $/Bs. 6.30 es necesario para estabilizar el tipo de cambio.
La frontera marca el dólar
Precisó que se debe contraer el precio del dólar paralelo, cuya referencia es el vendido en Cúcuta, y para ello se requiere aumentar el precio de la gasolina.
En este sentido, Balza apuntó que el problema ocurre porque el valor no se fija por intercambio de bolívares por dólar, sino de bolívares por pesos, para luego llevar la conversión a dólares, multiplicación basada en las cifras que aporta el Banco Central de Colombia.
Explicó que esto es así porque quien hace el intercambio en la frontera prefiere tener pesos para comprar bolívares, cruzar la frontera, adquirir gasolina y venderla por pesos, para la nueva compra de bolívares, que serán gastados en combustible a fin de comercializar; proceso que es más rentable que comprar dólares para ahorro.
Por tanto, el precio del dólar está marcado por la venta de combustible venezolano en la frontera.
Detalló que el dólar de Cúcuta se convirtió en el precio más importante, cuando comenzó a subir el valor del dólar en pesos, separándose del implícito o paralelo de referencia.
Al momento en que comienza a encarecerse el precio del dólar en Colombia, se incrementa entonces el margen entre el dólar y la moneda venezolana.
Bolívares disponibles
El experto apunta que en esta situación la moneda de mayor disponibilidad es el bolívar. Pero, por qué se demandan bolívares.
Recuerda que estos son necesarios para la adquisición de la gasolina, y como su precio no sube, la demanda en bolívares (baja) corresponde a la demanda por precio de la gasolina.
Agregó que existen más bolívares en circulación, debido a que el Banco Central de Venezuela (BCV), sigue imprimiéndolos sin fondo alguno, por lo que la moneda nacional pierde fuerza sobre el peso y a su vez éste sobre el dólar, situación que hace que el valor del dólar negro suba estrepitosamente.
“El problema es el intercambio bolívares-gasolina-pesos que se hace en frontera…. Se pueden tener más dólares para vender a un tipo de cambio, pero la referencia será el precio del dólar en Cúcuta, por lo que el dólar que entra saldrá a ese precio”.
El economista propone activar ese tipo de mecanismos a la inversa. Para eso se utilizarían parte de la reserva venezolanas, se compraría pesos y se venderían en Cúcuta a cambio de bolívares, con lo cual incidiría en ese precio.
Apuntó que es mucho más fácil incidir en el precio de la frontera, comprando bolívares, que tratar de afectar el precio del dólar, introduciendo más dólares en el Sistema Marginal de Divisas (Simadi), puesto que se requiere que la velocidad en que aumenta la demanda del bolívar, sea mayor que la oferta.