“Sin tacones, sin reservas” es el libro en el que Patricia Velásquez describe el doloroso camino hacia el éxito profesional y su lucha interior desde el momento en que se descubre como gay y se empeña en esconder su condición, en particular a su familia, a la que nunca había mentido.
Lo que hay que destacar de esta historia, similar a la de muchos que han tenido la fuerza de asumirse como son, sin falsificar una parte tan significativa de la personalidad como es la tendencia sexual, es que ella verifica lo que Freud con tanta fuerza señaló: el enorme gasto de energía psíquica que significa la auto represión. Una vez dado el paso, una gran paz invade al transgresor, permitiéndole alcanzar la estabilidad emocional y la felicidad.
El libro lo recomiendo a aquellos que se consumen luchando por esconder su condición en una sociedad homofóbica como la nuestra y que apenas está dando los pasos para ganar en tolerancia. En su lectura encontraran fuerzas para manifestarse. También recomiendo la lectura a los homofóbicos, en particular a aquellos que están en proceso de cambiar su intolerancia por la aceptación de la misma. Este proceso, si bien mucho menos difícil que el de la aceptación de la condición homosexual, también requiere de valor para sobreponerse al entorno machista que supone que cualquier signo de tolerancia hacia la homosexualidad es ya un signo de homosexualidad. Yo viví ese proceso pues cuando era joven, junto con otros como yo, hacíamos burla de los homosexuales hasta el punto de que los golpeábamos “para que aprendieran a ser hombres”.Los prejuicios son tan fuertes que todavía hoy tengo que refrenarme para no burlarme de quienes evidentemente son homosexuales.
En esto de aprender a controlar mis impulsos de burla, mucho contribuyó la lectura de textos de psicología que demostraban que la homosexualidad no es una preferencia, sino una condición con la cual se nace y que no proviene del pecado, como afirman los dogmáticos religiosos que interpretan las cosas de hoy con criterios no científicos expresados hace ya miles de años, como es el caso de los seguidores de la biblia. Incluso hay predicadores evangélicos, que afirman que pueden curar la homosexualidad y que la misma es producto del Diablo en su eterna lucha contra Dios.
Hay personas que afirman que nunca han visto perro con perro o gallo con gallo, pero la verdad es que no se han preocupado por conocer las muchas evidencias de la homosexualidad en el reino animal. Hoy se sabe que el grado con que se es heterosexual u homosexual depende de lo que le tocó a cada quien en el juego de la lotería genética.
