Un negocio que no se escapa de la calle es el automotriz. Según la zona en que se ubican los vendedores se aprecian ventas de autoperiquitos, papel ahumado, cauchos y lubricantes, por lo general cercanos a talleres, estaciones de servicio y las entradas de barriadas.
El señor Natalio Hernández tiene 30 años vendiendo e instalando papel ahumado en la calle 37 con carrera 19, también tiene alfombras, gomas y cepillos para limpiaparabrisas. Esta actividad comercial le permite tener su tiempo para disfrutar de un cafecito con algunos de sus clientes y amigos que se acercan a saludarlo al estar desocupado. El sol no es problema: ya se acostumbró a él, comentó Hernández. “El papel que más instalo es el negro oscuro, el carro que más trabajo me da es el Renault fuego, el más fácil el Fiat uno. Tardo una hora en instalarle papel a un carro cuando no lo tiene, pero cuando me toca cambiarlo son más de dos horas”. Por el puesto del señor Natalio han pasado connotados políticos y deportistas, entre ellos un pitcher de Cardenales.
Para muchas personas invertir es necesario a la hora de recibir el dinero de sus prestaciones u otro ingreso. Es el caso de Luis Castillo, quien se desempeñó durante dos años como ayudante de mecánico en un taller industrial en Valencia. Decidió renunciar para estar con su señora y su bebé. Ella es educadora y no podía mudarse a Carabobo. “Invertí en algo que conozco y está a mi alcance. La plata no vale nada y como me costó para encontrar trabajo monté mi puesto de lubricantes y filtros. De vez en cuando consigo chivas y vuelan. Aquí estoy en las tardes porque en las mañanas me puse a estudiar”.
Casos como estos son una constante en diversos puntos de la ciudad. Solo hay que recorrer las calles para encontrar negocios de todo tipo, que son, ahora, una alternativa de trabajo y de servicio.
