Este es un país de mujeres, aunque la naturaleza es sabia y nacen tanto hembras como varones, en idéntica proporción. Nos quedamos sin hombres en etapas tempranas y tardías por: la delincuencia, drogas, accidentes viales y la dieta.
Por este desagüe se nos están yendo los hombres, haciendo de este país una nación desequilibrada. A temprana edad comienza la muerte de los hombres, cuando eligen el camino de delinquir, debido a que los matan tanto otros delincuentes como la policía en cualquier calle, caserío, barrio o urbanización.
Si a esto le sumamos el uso de drogas que los dejan inhabilitados para responder a una mujer en todos los sentidos, vemos que es otro grupo que perdemos. Éstos también terminan muertos porque son parte del grupo que delinque. Si el hombre es sano, honrado, trabajador, estudiante consigue la muerte también, siendo joven o maduro en las calles producto del hampa común u organizada, quienes los asesinan para quitarles sus pertenencias. Si sobrevive a la adultez, cuando comienza los cuarenta tiene tanta grasa en las arterias debido a una dieta rica en carbohidratos, grasa, la falta de ejercicios que termina en la tumba con un infarto o un accidente cerebrovascular.
Se salvó en la juventud de morir, pero en la madurez su falta de cuidado al cuerpo le cobra con la muerte. Si añadimos a esta tragedia, los accidentes de tránsito en nuestras carreteras, por consumo de licor -que es otra droga más- e imprudencia, la cifra de hombres muertos es mayor cada día, entonces tenemos otra calamidad nacional.
Todos los hombres -desde los adolescentes- tienen mujer, madre, familia, por lo tanto todos sufren éste impacto cuando ellos mueren. Ese ser que llenaba un espacio, ya no está, por lo tanto nada vuelve a ser igual que antes. La familia queda resentida y si hay hijos de por medio, el dolor y el vacío es mayor. ¿Cuántos niños huérfanos hay en esta década? No sé la cantidad, no hay estadísticas de viudas ni de huérfanos, ni de madres llenas de dolor. Este es un país oscuro por tanto muerto y todos tenemos la responsabilidad de cambiar este panorama. Las mujeres, siendo más responsables a la hora de escoger una pareja para procrear, de manera tal que ese hijo crezca con un padre responsable y amoroso que lo guie a ser un hombre de bien.
A las madres, para inculcar a los varones valores positivos, a las hembras autoestima y responsabilidad en la formación de pareja. De la familia, para que sean más unidas y cohesionadas contribuyendo a que prevalezca la comunicación asertiva, el respeto mutuo, la consciencia del cuerpo sano a través de una alimentación adecuada, el ejercicio y el deporte, la empatía y la autodisciplina. De la escuela, para que forme individuos con desarrollo integral y valores éticos-morales para el ejercicio de la vida. De la sociedad, porque debe estar pendientes de las instituciones, para que cumplan eficientemente su rol.