El negocio de la comida en la calle es el más común. “La gente come todos los días” y “el que trabaja con agua no pierde”, son dichos populares tomados en cuenta por quien invierte en un puesto de venta de comida. Karelis Castro expresó: “Hace tres años comencé con un puesto pequeñito y lo hice porque la
situación se me puso complicada. Uno gana más en el comercio que en una empresa, además
de vender tostones y mango también alquilo teléfonos, hay días buenos y otros malos lo importante es que gano”. Luis Virgüez vende comida rápida. Un día decidió probar con carrito de perros calientes junto a su hijo mayor.
Con el tiempo mejoró la clientela y en la actualidad tiene seis empleados, los ingresos son excelentes pero a raíz del esfuerzo diario tiene problemas de columna. “Lo malo de este trabajo es que no tengo un seguro médico y el jefe no me paga el reposo”, comentario ante el cual sonrió, por ser el propietario del tráiler de
comida rápida. Para la venta de comida existen normas sanitarias que se deben cumplir.
Además, cada comercio debe contar con su respectivo permiso, paso que muchas veces obvian, con lo cual se acentúa el caos urbano y la insalubridad.