México inició este domingo sus elecciones con la amenaza del boicot convocado por diversos grupos sociales, que quemaron algunas casillas al inicio de la jornada en los estados de Guerrero y Oaxaca, y el miedo a que pueda haber algún brote violento como los que ya se presentaron durante la campaña electoral.
Efectivos del ejército, la marina, la policía federal y la fiscalía se desplegaron sobre todo en los estados del suroeste del país para «garantizar las mejores condiciones para que la ciudadanía pueda ejercer su derecho al voto», indicó el sábado el comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido.
Sin embargo, en algunos lugares como la localidad de Tixtla, en el estado sureño de Guerrero y donde no había despliegue federal, justo a la hora de apertura de las casillas comenzó también el boicot, protagonizado en ese municipio por estudiantes, maestros y padres de los 43 alumnos de magisterio desaparecidos en septiembre en ese estado y que fueron uno de los grupos que llamó a no votar en estos comicios.
«Nosotros queremos que primero aparezcan los jóvenes y después que haya elecciones», dijo Martina de la Cruz, madre de uno de los desaparecidos.
Los padres de familia se acercaron a los funcionarios de casilla para pedirles las boletas electorales y que se unieran al boicot, y después quemaron al menos siete casillas y toda la papelería electoral aunque, según el maestro Miguel Vargas todo se hizo de «forma pacífica».
Los enfrentamientos comenzaron, sin embargo, poco después entre los manifestantes que llamaban al boicot y en torno a un millar de civiles armados con palos y piedras se enfrentaron a estudiantes, maestros y policías comunitarios en un intento dijeron de defender su derecho al voto.
«Tixtla ya está cansada de esta gente», dijo una enfermera que no quiso revelar su nombre.
En Oaxaca, los representantes del Partido Revolucionario Institucional, Orlando Acevedo, y del Partido de la Revolución Democrática, Noel García Pacheco, denunciaron la quema de al menos tres casillas en el municipio de Santo Domingo de Tehuantepec.
Los actos de boicot de las últimas jornadas, en los que participaron también miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un sindicato de maestros que se opone a las reforma educativa del gobierno, se tradujeron en protestas, quema de boletas y ataques a sedes electorales.
Además, el crimen organizado «entró» en campaña con el asesinato de más de una docena de candidatos u operadores políticos que no se han esclarecido.
En Chiapas, uno de los estados que junto con Guerrero, Oaxaca y Michoacán suponen los principales focos de tensión, las casillas se abrieron sin incidentes pero los maestros han anunciado la toma de los medios de comunicación estatales.
Las autoridades electorales lanzaron llamados a que se permita la realización sin contratiempos de la jornada electoral en la que se renovarán los 500 asientos de la Cámara de Diputados, los gobiernos en nueve de 31 estados, además de cientos de alcaldes y legisladores locales.
El presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, reiteró el domingo a la apertura de las casillas su llamamiento a los mexicanos para que acudan a votar y para que denuncien cualquier presión o irregularidad.
Más de 83 millones de electores están convocados a las urnas, y podrán ejercer su voto desde las 8 de la mañana a las 6 de la tarde, hora local, aunque como tradicionalmente ocurre en las elecciones intermedias se espera una importante abstención, por encima del 40%.
En los lugares de la costa del Pacífico que están amenazados por las lluvias y el mal tiempo consecuencia de la cercanía del huracán Blanca, las autoridades han pedido que se vaya a votar por la mañana por si la situación empeora a lo largo del día, ya que la previsión es que el huracán toque tierra el lunes aunque ya debilitado como tormenta tropical.
Prácticamente todas las encuestas han señalado que el partido en el poder mantendría la mayoría de asientos en la Cámara de Diputados y obtendría varios triunfos estatales, a pesar del descontento que algunos han manifestado tanto con la política como con las autoridades.
Esto ha provocado la escisión de partidos, sobre todo de la izquierda, y que en estas elecciones participen por primera vez candidatos independientes.
Juan Altamirano, taxista de 52 que vive en Ciudad de México, aseguró el domingo que iria a votar, aunque todavía no tenía el partido, porque quería «un cambio total en cuestión económica, en trabajo, en seguridad. Pues (el país) va mal, vamos para atrás en todo».
«Estas pueden ser las elecciones de mayores conflictos postelectorales de la historia de México», auguró Luis Carlos Ugalde, expresidente del instituto electoral y actual analista político.