Atendiendo una invitación de la Cámara Inmobiliaria del estado Lara, el ingeniero civil Arturo Facchin Olavarría llevó a cabo un taller en el Colegio de Abogados, en el que disertó sobre distintos tópicos sobre esta materia, en representación del Grupo Con Valor, del estado Carabobo.
Aunque el tema central del evento giró en torno a cómo asignarle el valor razonable a los inmuebles, en un mercado de tanta incertidumbre jurídica y económica, Facchin señaló que la idea es recordarle a los promotores inmobiliarios que estamos en una situación de mercado recesivo, con poca oferta de inmuebles.
Acotó que dicho panorama impulsa el incremento de los precios de los inmuebles, dentro de un problema de devaluación e inflación muy grande que no se había vivido en otros momentos, debido a un exceso de liquidez monetaria en el mercado.
En este sentido, aconsejó tener calma y cordura porque las transacciones en Venezuela son en bolívares, y tratar de homologar este mercado con cualquier moneda dura, entendiendo que el propietario quiere defender su patrimonio, pero las realidades son otras.
Por ello, estimó, hay que buscar otras metodologías para recuperar los costos de reposición de los inmuebles, para llegarle a los rangos de valores actuales.
Indicó que este sector ha sido acorralado por controles e intervenciones en muchos aspectos, desde el punto de vista de la economía, controles de precios, regulaciones jurídicas, leyes y decretos que de alguna manera desestimulan la inversión en la parte de venta y alquiler de viviendas.
Especificó que los alquileres de vivienda se encuentran en “invernación”.
Se refirió al daño causado por la distorsión macroeconómica existente a nivel monetario, cuyas consecuencias desde 2012 han resultado en una descomunal liquidez en el mercado, aumento de la inflación y devaluación que no se han podido detener.
Detalló que la liquidez monetaria ha pasado de 400 millones de bolívares en el año 2013, y superó los 2.4 billones de bolívares en la actualidad.
Puntualizó que el sector inmobiliario es fundamental para un país porque contempla el aspecto industrial, comercial, de oficinas y viviendas.
Destacó en cuanto a la vivienda que el portafolio inmobiliario ha sufrido mucho en estos años, por lo que se requiere construir unas seis millones de unidades de viviendas en los próximos 35 años.
Resaltó la alta dinámica que experimenta el sector inmobiliario y su extraordinaria capacidad de resiliencia, pese a los embates que ha sufrido, “y estoy seguro que en los venideros años va a aportar al Producto Interno Bruto para la recuperación económica de Venezuela”.
Lamentó que el salario mínimo está muy por debajo del precio de una vivienda, y pese a las tasas sociales fijadas el potencial cliente no tiene capacidad de compra ni de endeudamiento mediante un crédito bancario, porque el dinero lo destina a la canasta básica y a buscar la forma de sobrevivir.
No obstante, reconoció que hubo algunas leyes que dinamizaron el mercado con el despegue inmobiliario en el año 2003, a través de una política habitacional que dio acceso a una cantidad de personas que no tenían posibilidades de crédito de manera solidaria, pero al no tomarse las previsiones a tiempo volvió el rezago.
Especificó que cada año se forman unas 130 mil parejas jóvenes y requieren casas.
Sobre el tema de dolarizar el sector inmobiliario recomendó hacer jornadas de reflexión permanentes para explorar las posibilidades, pero en las actuales condiciones no se puede implementar, aunque guarda esperanzas que la situación economía mejorará y no será necesario.