Precisar la ideología del gobierno “rojo rojito” de Venezuela es una tarea poco fácil. Muchas son las opiniones de destacados analistas políticos del país. Lo han calificado de comunista stalinista; hay quienes lo consideran nacifascistas, también lo tildan de gomecista, pinochetista, perezjimenista e incluso castrocomunistas. La verdad es que a todos esos “modelos” se parecen, según las circunstancias.
Lo cierto es que la “revolución bolivariana”, que de bolivariana tiene poco o nada, representa la desgracia más grande que hemos vivido los venezolanos en más de doscientos años. De modo que las especulaciones, con respecto a este tema seguirán abundando. En este marco voy a ofrecer la mía.
Es indispensable “colocar los puntos sobre las íes”. Es necesario que la gente se entere de la realidad. A mi juicio –también es el de buena parte del pueblo– Venezuela es víctima de una dictadura militar, la cual, con la complicidad de un grupo de políticos enemigos de la democracia, se nutre diariamente de los “modelos” que señalé al principio de este artículo.
Pero hoy tengo poco interés en profundizar sobre una realidad que el 82% del país la conoce y vive. Quiero darle relevancia a un hecho cierto: en dieciséis años de dictadura, Venezuela se ha arruinado como en ninguna otra experiencia castrense.
Como ejemplo, sólo hay que mostrar un botón: ha nacido un nuevo segmento social; la “revolución roja rojita” está logrando su principal objetivo: ya acabó con más de la mitad de la clase media. Los millones de afectados conforman ahora la clase social intermedia. Es decir, una clase que está regresando a la pobreza. Y regresará si continúa de brazos cruzados, haciendo colas hasta para tomarse un vaso de agua.
Educador – Escritor