Para recordar: “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1).
Con la crisis que vive nuestro país, pareciera que estamos realizando un viaje sin retorno. Entre otras dificultades, hay escasez de papel para la prensa escrita, alimentos, medicinas, moral, espiritual y mucho más.
En cierta ocasión, en un aeropuerto, el gerente de una sección vio la jaula de un perrito en el centro del pasillo. Cuando preguntó a los responsables del mantenimiento sobre el asunto, le contestaron: “El caso del perrito, es que durante el viaje, se comió la etiqueta que lo identificaba y entonces no se sabe de dónde viene o para donde va”.
Tristemente, hay personas que están viviendo la experiencia del perrito de nuestra historia. Sin embargo, la tierra tuvo un inicio y tendrá un final (total y parcial a la vez). La Biblia nos habla de ese aspecto, de promesas y lo que es bueno para el ser humano. Dichas promesas, profecías, palabras alentadoras de los Salmos, fueron refrendadas por el mismo Jesús, porque hablan de Él (Lucas 24: 44 y 45).
Dado lo anterior, seremos juzgado de acuerdo a la luz recibida, y los que hayan depositado la fe en Dios, en Cristo, aceptando por ejemplo, que Él “tiene en el cielo, un lugar preparado para nosotros” (Juan 14:1-3). Por fe creemos en Apocalipsis 21:2, donde el profeta vio descender la nueva Jerusalén desde cielo para posarse en nuestro planeta.
Por lo anterior, repetimos el texto inicial cuando el profeta Juan dijo: “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido, y el mar ya no existía más”.
La salvación es un viaje de ida al cielo y regreso a la tierra. Y el orden de los eventos es como sigue: 1) Cristo, retornará por Segunda vez. 2) Los santos justos (vivos y muertos que resucitarán) serán llevados al cielo por unos mil años (Apocalipsis 20:7). 3) Pasados los mil años, ocurre la Tercera venida y la tierra será purificada con fuego (Malaquías 4:1; Apocalipsis 20:9). 4) Se asienta la ciudad en el renovado planeta, ahora sin pecado, limpio, perfecto, sin dolor y muerte, por la eternidad.
Ahora bien, el título: Viaje sin retorno, obedece a uno de los proyectos espaciales ambiciosos, pero también, uno de los más suicidas que está programando una Fundación desde Holanda; asesorados por gente de la NASA; quienes se proponen enviar personas al planeta Marte.
El proyecto en inglés se denomina “Mars one” y de 202.586 solicitudes, solamente fueron seleccionadas cuatro personas que harán el primer viaje al “planeta rojo”, programado para el 2.018. Dijimos “suicidas”, porque ellos saben que no podrán retornar nunca jamás a la tierra.
Pensando en voz alta: No podemos con nuestro planeta y ¿vamos a tratar de poblar otro, sin atmósfera y elementos vitales para subsistir?
Entonces, si encontramos más de doscientas mil personas que estuvieron dispuestos a abandonarlo todo por un viaje sin retorno ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar el ofrecimiento del viaje, ida y vuelta, planificado por Jesucristo?
El mensaje es para todos: Consiste en aceptar una mejor invitación hacia cielo, que tratar de ir a Marte ¡Un viaje gratis! Sólo tenemos que creer en Jesús, abandonar los pecados y todo lo que nos impida estar con Él.