La comunicación profesional no es de parte y parte y tiene relación con cuánto y cómo influimos en las demás personas.
Un comunicador profesional asume con el 100% de su responsabilidad la información que genera, en consecuencia, debe apreciar a cada persona como un individuo con diferentes necesidades.
Así lo explicó el coach Juan Carlos Jiménez en ocasión del curso El mejoramiento de la comunicación personal-profesional, impartido este martes en el Salón de Adiestramiento del diario EL IMPULSO.
La comunicación profesional requiere un esfuerzo consciente, lo cual ha mermado los últimos años, probablemente por el ritmo de vida actual de las personas.
En ese sentido, aprender hábitos que permitan llevar a cabo una interacción positiva a lo largo del día y cada día es uno de los retos de una comunicación profesional acertada y asertiva.
Jiménez destacó que los comunicadores profesionales y efectivos son embajadores de la empresa que representan. “La peor cosa que podemos hacer al atender a alguien es echarle la culpa. Un comunicador profesional genera interés, confianza, tiempo y acción. Es vocero de si mismo y de su empresa. Debe recordar que todo el tiempo está influyendo, incluso con lo que deja de decir o hacer, mucho más con esto último porque permite que el otro especule”. El coach agregó que si el comunicador profesional no se siente seguro no podrá interesar al otro, por lo cual es el primer paso a resolver.
“Cuando eso no se resuelve la persona tiende a ser reactiva, a actuar de una forma mecánica. Cuando de comunicación humana se trata influyes más con la forma que con el fondo”, explicó al referirse a los principios de toda comunicación profesional.
Acerca de los retos agregó que lograr el propósito comunicativo depende de las percepciones del otro.
Señaló que la comunicación es ambigüa por definición. Comunicar no es un acto inocente, siempre hay una intención, es un disparador de emociones por lo cual, todo acto lingüístico generará reacciones.
