Barcelona conquistó con una fecha de antelación la liga española y, con su 23er campeonato bajo el brazo, afrontará en los próximos 15 días el difícil reto de celebrar el triplete, lo que requerirá de ganar dos finales: la de Copa del Rey frente al Athletic de Bilbao y la Liga de Campeones contra Juventus.
El ambicioso objetivo parecía una quimera hace apenas un año, cuando el Barsa y el estratega argentino Gerardo Martino decidieron poner fin a su breve y decepcionante aventura.
Eran otros tiempos, muy lejanos en sensaciones, en los que el cuadro azulgrana se quedó sin títulos relevantes y Lionel Messi vio cuestionada por vez primera su supremacía mundial.
Pero el astro argentino, cuatro veces ganador del Balón de Oro de forma consecutiva, volvió por sus fueros esta temporada con toda una demostración de poder en que desplegó un ampliado repertorio en función de asistente y creador de juego; así como mayor inteligencia emocional sobre la cancha, donde fue capaz de gestionar mejor sus esfuerzos.
Los goles siguieron llegando como siempre a ritmo torrencial, unos 56 en 55 partidos y 43 en la liga, donde acabó segundo máximo cañonero. También se tambalearon los cimientos del barcelonismo con un sonado enfado del rosarino a principios de año, cuando vio desde la banca como se perdía en cancha de la Real Sociedad, y tensó la cuerda con el técnico Luis Enrique.
Pero el bache se tornó punto de inflexión: el capitán Xavi Hernández, que dejará el Barsa al final de curso tras 17 años como profesional, prestó su último gran servicio a la entidad y recondujo la situación, posibilitando que futbolista y entrenador se toleraran para liderar la reacción del equipo, que ganó 18 de las siguientes 21 fechas rumbo al campeonato.
Brilló con luz propia el chileno Claudio Bravo, titular en la liga por encima de Marc-André ter Stegen y excelente como relevo del emigrado Víctor Valdés, hasta el punto de consagrarse el arquero menos goleado del torneo, con solo 19 tantos permitidos.
Escoltado por Neymar, quien mejoró notablemente sus números en su segundo año como azulgrana, y un Luis Suárez que justificó sobradamente su polémico fichaje con goles, sacrificio e impecable comportamiento, Messi regresó a los altares del fútbol y de la mano arrastró al Barsa, que espera abrir un nuevo ciclo glorioso tras tres años insatisfactorios.
La continuidad de Luis Enrique es incierta, así como el presidente que liderará el cambio, después de que el actual convocara elecciones próximas tras la crisis de enero.
Lastrado aún por la sanción de la FIFA, el club sigue sin poder fichar jugadores hasta la apertura del siguiente mercado invernal, pero confía en su lujoso tridente ofensivo, que superó el centenar de goles, y se congratula de haber recuperado al mejor Messi, garantía de éxitos venideros si el físico no le traiciona.
El Real Madrid acabó segundo en la liga a dos puntos de distancia y sin grandes títulos que celebrar; sinónimo de fracaso en una entidad que rivaliza siempre con el Barsa y cuenta 32 campeonatos. Sus 22 triunfos seguidos en todas las competiciones para cerrar 2014 no sirvieron de nada en 2015, cuando el equipo se desplomó del liderato y, pese a un meritorio arreón final, no logró superar al acérrimo rival azulgrana.
Los blancos cayeron en la fecha 28 en cancha del Barsa y tampoco pudieron vencer al Valencia en la 36ta, en que sellaron un empate que les acabó condenando al rol de comparsas.
En el camino quedaron los 48 goles de Cristiano Ronaldo, que podrá presumir de su condición de máximo artillero del torneo ante Messi, pero nada más. El astro portugués reclamó a su manera, tras cerrar el curso con un triplete ante Getafe, la continuidad del técnico Carlo Ancelotti. «Espero trabajar junto a él la próxima campaña», expresó Cristiano en las redes sociales.
Lo cierto es que el futuro del técnico que levantó la décima Copa de Europa de la entidad hace un año se antoja incierto, y más de un astro pueda acompañarle por la puerta de salida; quizás el discutido Gareth Bale o incluso Cristiano, por el que también suenan ofertas.
Con pie y medio fuera del club parece estar el arquero Iker Casillas, aunque ello no necesariamente signifique camino despejado para el costarricense Keylor Navas. El presidente Florentino Pérez ha caracterizado sus dos mandatos por los grandes desembolsos tras sonados reveses y presumiblemente refuerce a su antojo todas las líneas del equipo, incluida la portería.
Entre los pocos intocables está James Rodríguez, quien anotó 13 dianas ligueras y lideró en muchos tramos al equipo con ayuda de su privilegiada zurda y notable visión táctica. El colombiano se sacrificó también en tareas defensivas y se antoja abanderado del nuevo proyecto; no en vano el Madrid notó sensiblemente su baja de dos meses, sufriendo ese fatídico bajón de resultados.
El vecino Atlético tampoco logró revalidar su título de campeón y perdió el barniz de magia de la campaña anterior, pero no la base competitiva que ha definido el férreo timón de Diego Simeone. El argentino sacó el máximo jugo del pujante Antoine Griezmann y encontró nuevo central en el uruguayo José Giménez, pero no el relevo ideal de Diego Costa en Mario Mandzukic, inadaptado al clásico juego de contragolpe del cuadro rojiblanco.
«Por tercera vez consecutiva vamos a la Champions y es para estar satisfechos», subrayó Simeone tras acabar tercero por delante del Valencia, que regresó a la máxima competición continental aupado por la inversión económica del nuevo máximo accionista, Peter Lim, y el excelente rendimiento de fichajes como Alvaro Negredo o el argentino Nicolás Otamendi.
Su compatriota Ever Banega renació también en el Sevilla, clasificado quinto y aspirante a disputar la Champions si gana en la final de la Liga Europa al Dnipro. El colombiano Carlos Bacca podría despedirse ante la lluvia de ofertas, tras dejar nuevamente patente su olfato goleador con 20 dianas anotadas.
El Athletic sigue aspirando a la copa y acompañará a la Liga Europa al Villarreal, que exhibió gran fútbol por momentos y mejor potencial; especialmente arriba, donde lucieron Gerard Moreno, Denis Cheryshev y el también argentino Luciano Vietto. Como único lunar, las lesiones del arquero Sergio Asenjo y el central Mateo Musacchio, quien se perderá la Copa América con Argentina, lo mismo que el sevillista Nico Pareja.
Salvando al colista Córdoba, que solo sumó tres victorias en todo el torneo, el descenso a la segunda división no se definió hasta la última jornada, en que Almería y el debutante Eibar confirmaron su desplome.
Elche queda pendiente de solventar en los despachos sus problemas de liquidez, para no verse también abocado a la perdida de categoría.
Betis fue el primer equipo de segunda división en certificar el ascenso a primera a dos fechas del final, tras ganar el domingo por 3-0 a Alcorcón.