Un adolescente de 17 años le pidió a Gilbert de Jesús López Aguilar, de 25 años, que lo acompañara a cazar conejos la noche del miércoles, pero no regresaron. Sus familiares los localizaron sin vida la mañana de ayer, en la parcela El Pino del Asentamiento Campesino Palmira, en el municipio Andrés Eloy Blanco, del estado Lara.
Tirados en un sembradío
Entre una siembra de pimentones y papas, estaban los cuerpos sin vida de López Aguilar y el adolescente de 17 años. Fueron localizados a las seis de la mañana de ayer por sus seres queridos.
Al llegar a la montaña, el primer cadáver en encontrar fue el de López Aguilar. Estaba tendido boca abajo, vestía una franela, blue jeans y zapatos casuales, a un lado su gorra, en el bolsillo del pantalón se le veía su cartera. Se le apreció un disparo en la cabeza.
Aproximadamente a siete metros estaba tendido el cuerpo del adolescente de medio lado. Llevaba puesta una chemise, un jeans negro y chancletas, en su espalda un morral deportivo y su gorra. El disparó que le quitó la vida al adolescente fue a quemarropa. En su rostro, muy cerca de la región auricular derecha, se le observó el orificio causado por el paso del proyectil. Se le formó un tatuaje (rastros de pólvora), lo cual evidencia que su asesino colocó sobre su rostro el arma de fuego con salida en la parte izquierda.
Aparentemente él o los autores del crimen utilizaron un revólver para cometer el doble homicidio, pues funcionarios de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), revisaron el lugar y no consiguieron concha alguna.
Sobre los motivos por los cuales fueron asesinados, ambas familias dijeron desconocerlos. Aseguraron que ambos jóvenes eran personas trabajadoras.
Francisco Fernández, dueño de la parcela El Pino, lugar donde se cometió el doble crimen, indicó que era muy lamentable que la inseguridad está atacando altamente a los productores. Manifiesta que una vez que venden sus cosechas deben callar, porque los delincuentes que por lo general son gente extraña al municipio cobra vacuna.
“En el campo existe escasez de mano de obra, y los jóvenes que se supone son la generación de relevo, la delincuencia no los está acabando. No tendremos quién nos coseche. El campo se acabará”, enfatizó Fernández, pues ambos muchachos trabajaban para él en sus tierras.
Salieron desde el miércoles
Las víctimas fatales fueron vistas por sus seres queridos a las nueve de la noche del miércoles, cuando el adolescente acudió a la casa de un tío de López Aguilar, a las ocho de la noche, y conversaron por largo rato, hasta que lo invitó a que lo acompañara un momento. Algunos indicaron que le dijo que iban a cazar conejos y se fueron.
María Elena Aguilar y Griselda Aguilar, tía y madre del joven de 25 años, comentaron que era una persona que no acostumbraba a ausentarse mucho de su casa, al llegar la medianoche se comenzaron a angustiar. Pasaron toda la noche en vela.
La misma situación pasaba en la casa del adolescente de 17 años. Su madre, Isa Margotu Fernández, estaba extrañaba porque no llegaba. Relató que en las noches está a cargo del cuidado de unas papas, pero va hasta el lugar prende unas lámparas y lo más que dura es hasta la una de la madrugada.
La señora Fernández le mandó mensajes de texto y lo llamó a su teléfono celular, pero nunca contestó. Presentía que algo malo había pasado y en la mañana los familiares de López Aguilar le avisaron que los encontraron sin vida.
Ambos agricultores
El joven de 25 años de edad era el segundo de cinco hermanos. Se ganaba la vida como agricultor y había estudiado Deportes, pero hace un año congeló por motivos de salud. Aseguran residentes de la zona que era una persona sana y trabajadora, a quien no se le conocía problema alguno.
El joven de 17 años tenía cinco años en el Asentamiento Campesino Palmira. Estudió hasta segundo año, residía en San Pablo, estado Yaracuy, junto a su padre, a quien asesinaron cuando tenía doce años, tras salir de una entidad bancaria para robarlo.
Al adolescente le afectó mucho la muerte de su padre. Era el menor de tres hermanos y no había querido estudiar más. A raíz de la pérdida, se puso a trabajar en las tierras, y siempre expresaba que quería estar con su papá. La señora Isa Margotu Fernández, entre lágrimas indicaba “que el día de hoy su muchachito se encontraba con su papá”. La dama aseguró que su hijo no tenía problemas con nadie.
Ambos seres queridos esperan que se haga justicia por lo sucedido. Funcionarios del Cicpc investigan el móvil del doble homicidio.