Los barquisimetanos desempleados se las ingenian para generar ingresos. Una forma de hacerlo es ofreciendo el servicio de alquiler de teléfono en calles y avenidas.
Quienes se dedican a este negocio buscan puntos estratégicos para situar sus puestos: paradas, terminales y avenidas con alta concurrencia, sin importar que tengan o no los permisos. La presencia de estos comerciantes informales beneficia a quienes necesitan comunicarse, pero resulta molesto que las mesas donde colocan los equipos están atravesadas la mayor parte del tiempo. Aunque buscan una forma de ganarse la vida honradamente, deben tener claro que cometen una infracción al apoderarse de espacios que fueron diseñados para que el colectivo se desplace sin riesgos, sin embargo esta premisa es ignorada,
en consecuencia proliferan negocios de este tipo.
Los transeúntes consideran que hace falta educación para evitar que áreas tan importantes sean vulneradas. Se suma el deterioro del mobiliario urbano.