Diversos intentos ha hecho la municipalidad para desalojar a los vendedores de discos compactos de sus puestos, pero ha sido un imposible. No hay ordenanza que valga para recuperar los espacios que son una necesidad para quienes se mueven a pie.
Algunas personas aprueban que los comerciantes de Cds piratas permanezcan en lugares determinados del centro, otros en cambio rechazan la idea, porque aseguran que anarquizan la ciudad con los toldos, estructuras metálicas o estantes de tamaños excesivos colocados en las aceras.
Durante un recorrido, EL IMPULSO pudo comprobar el irrespeto que existe hacia el peatón, porque no pueden circular por el lugar que les corresponde. Los ciudadanos se mostraron angustiados por tanta negligencia en el centro y solicitaron el despeje de las áreas que son indispensables para su uso y no para los tarantines.
A este caos, se suma el ruido molesto que provocan los trabajadores ambulantes en la vía pública, a toda hora, pese a que es la única forma de atraer clientes. Aunque las opiniones están dividas, es evidente que en la ciudad hacen falta controles y es la Alcaldía del municipio Iribarren, el ente que debe asumir la responsabilidad del caso, de lo contrario el más vivo impondrá su ley.