Para recordar: “A la mujer le dijo: “Multiplicaré en gran manera los dolores de tus embarazos. Con dolor tendrás tus hijos…” (Génesis 3:16).
Este artículo está dedicado a las madres del mundo ¡Que Dios las bendiga a todas! Pero, también se lo dirigimos a las futuras madres y diremos por qué algunas de ellas están en alto riesgo de morir. De ser posible, sugerimos que este artículo, se lea en instituciones educativas.
Cuando Dios hizo al primer ser humano, dijo: “No es bueno que el hombre esté solo “haré una ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). Y Adán, al ver a cada animal con su pareja, se dio cuenta que estaba solo, y fue allí cuando Dios formó, de él, a la mujer.
En el Edén, Dios instituyó el matrimonio. Entonces, hizo dos seres para que se complementaran. Según Pablo, para Dios, ambos sexos (masculino y femenino) somos iguales (Gálatas 3:26-28).
El Creador no formó un tercer sexo o la dicotomía sexual. En la reproducción humana esperamos que nazca un niño o una niña; al igual que en la fecundación animal, se espera macho o hembra ¡Qué maravilla! ¡Eso no ha cambiado! Entonces, ¿por qué en la raza humana tendría que cambiar la genética?
Es una lástima que después de la entrada del pecado a la tierra, el plan del eterno fue truncado. En todos los sentidos se iba a producir decadencia, dolor y queriendo o no, la humanidad tiende a la degeneración, desunión, ruina o depravación. Se necesita la ayuda divina y mucho esfuerzo para lograr lo contrario.
En muchas direcciones, cambió la concepción sobre la mujer. En la esfera social, la mujer ha sido maltratada, vejada por miles de años. Según Fowler, John (2015), sostiene que Jesús se preocupó por modificar el concepto hacia las mujeres, citando Lucas 13:10-16, y dicho autor señala: “El mensaje de hoy para las mujeres de todas las naciones es el mismo: todos, mujeres y hombres, somos uno en Cristo Jesús” (Estudio del Libro de Lucas, p.65).
En el ámbito sexual, por tal degeneración, la mujer es tratada como un objeto. Peor aún, de allí, tanto hombres como mujeres se están iniciando en el sexo cada vez más temprano. Y lo que es peor, la aberración humana ha llegado al límite, cuando citamos el caso del malvado padrastro, quién embarazó, en Paraguay, a una niña de 10 años de edad, quien se debate entre la vida y la muerte. Entre paréntesis: Este no es un caso aislado, ha ocurrido, o sucede en Venezuela y todo el mundo.
Lo anterior, fue una noticia tomada de la http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias… y allí comentan: “Las madres menores de 16 años, tienen cuatro veces más riesgos de morir que una mujer mayor de 20 años, según Naciones Unidas”. Tienen problemas como: Pelvis y el canal de parto inadecuados, porque están en crecimiento; preeclampsia del embarazo; útero no ajustado para su abdomen; aspectos psicológicos y otros más.
En tal noticia web, de la bbc, muestran el aumento del embarazo adolescente en América Latina. Y aluden una campaña en una red social, en pro de la niña antes mencionada, bajo la dirección: #NiñaEnPeligro
Lo que Dios hizo fue perfecto. El deseo de ser madre o padre, debería fomentarse bajo los más altos conceptos divinos y responsabilidad humana, y es probable que cada embarazo que ocurra en este mundo, lleve la bendición de Dios y sea una alegría para la humanidad.
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