Avanzaron los felices meses en los que se estaban conociendo y pasó la tranquila etapa del noviazgo. Comenzó el proceso de planificar un futuro para ambos, terminó el ajetreo de la preparación de la boda y llegaron a su fin los divertidos días de la luna de miel. Y, ¿ahora qué viene? Pues nada más y nada menos que el resto de la vida juntos, así que prepárense para compartir en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, sigan estos sencillos consejos y conviértanse en la mejor pareja del mundo
Luego de que nos hacen la tan anhelada pregunta y colocan en nuestro dedo ese hermoso anillo, empieza un período de indómito estrés que puede convertir a una dulce novia en un sube y baja de emociones, quien con el corre corre que implica organizar un matrimonio, se olvida por completo de lo que sigue una vez picada la torta de bodas, momento en el que se apagan las luces del salón y la orquesta deja de tocar, dándole paso al inicio de la verdadera convivencia en pareja.
Al principio, todo es color de rosas, romántico, hermoso, divertido y, aunque nadie dice que a medida que avance nuestro matrimonio la cosa se irá poniendo fea, es bueno tomar en consideración que mientras más convivamos más irán aflorando esos pequeños defectos que antes ocultábamos para no molestarnos mutuamente. Sin embargo, lo bonito de las relaciones es precisamente eso, conocer al ser amado como la palma de nuestra mano, quererlo por sobre todas las cosas, celebrar sus pros y aprender a aceptar sus contras, para así, al final de cuentas, poder tener una historia de amor sana y honesta.
Y es que para esta nueva faceta de sus vidas hay muchos detalles que deben tener en cuenta y saber resolver, así que presten mucha atención a los consejos básicos que les daremos a continuación, pequeños tips que pueden resultar un as bajo la manga para hacer de su relación un matrimonio exitoso.
Novia, esto es contigo
- Recuerda que por mucho que lo intentes nunca lograrás hacerlo cambiar del todo, así que es mejor que empieces a aceptarlo tal cual es, tolerando y respetando esas manías que, aunque no sean de tu agrado, ya conocías antes de convertirte en su esposa.
- No te descuides, trata de no perder la línea y no te tires al abandono. Mantenerte siempre hermosa, atractiva y sensual es una de las claves principales de la fidelidad y el secreto para hacerle recordar todos los días de su vida por qué se enamoró de ti.
- No te conviertas en su detective, no lo persigas ni lo acoses, no te vuelvas su guardián, pues si aceptaste casarte es porque confías en él. Permítele tener cierta independencia y espacio. No corras a sus amigos de tu casa ni le prohíbas salir sólo de vez en cuando.
- No dejes de lado los detalles que hicieron que se fijara en ti, sorpréndelo cada cierto tiempo con cenas especiales, paseos inusuales y viajes inesperados. Escríbele pequeñas notas que le endulcen el día y dedícale canciones que mantengan vivo el romance.
- No permitas que se apague la llama de la pasión. Al caer la noche, conviértete en la mejor amante del mundo, innova constantemente, inventa juegos eróticos, atrévete a experimentar cosas diferentes y evita que la rutina se apodere de la cama.
- Entiende que no sólo es tu esposo, es también tu compañero de vida, el padre de tus futuros hijos y el hombre con el dormirás cada noche, así que conviértete en su mejor amiga, en esa mujer a la que le puede contar absolutamente todo, haciéndole sentir que en casa tiene lo que necesita.
Consejos para ambos
- Pongan manos a la obra y empiecen a personalizar ese nuevo espacio que a partir de ahora será su nidito de amor. Llénenlo de su esencia, decórenlo con ganas, denle calor de hogar y conviertan una simple casa en el mejor sitio del mundo para estar juntos.
- Cuentas claras conservan amistades… Y matrimonios… Así que eviten ocultar sus deudas, hablen sobre sus preocupaciones económicas, conversen acerca de los límites y decidan en pareja cómo invertir sus ingresos de la manera más sana y justa posible.
- Es de vital importancia tener la paciencia como filosofía de vida, aprender a tolerar y a convivir, a perdonar y a respetar, a aceptar las diferencias y a olvidar los errores, a dar y recibir equitativamente, a respirar profundo y calmarse ante cualquier situación tensa.
- No son adolescentes, así que dejen atrás la malcriadez y actúen con madurez. Pelear a cada dos segundos no es sano y eso de “terminar y volver” perdió validez cuando dijeron “sí, acepto”. Eviten las discusiones y lleguen a acuerdos provechosos para ambas partes.
