Por segunda semana consecutiva los habitantes del sector El Pampero, al norte de la ciudad, volvieron a trancar la vía Duaca ante la falta del vital líquido.
Los afectados se valieron de ramas, troncos y otros objetos para cerrar la carretera.
Desde hace dos meses la comunidad padece serias deficiencias del servicio de agua potable, por lo cual más de 3.000 familias se encuentran afectadas.
La irregularidad molesta a los vecinos, quienes expresaron su descontento ante la situación desde las primeras horas de la mañana de ayer.
“Sabemos que al trancar la vía molestamos a los conductores pero es la única manera de hacernos escuchar, de que nos presten atención”, dijo la señora Nancy Sánchez.
Tenemos más de dos meses sin agua potable, sin cisternas, añadió.
-¿Cuántas familias están afectadas?
-Como 3.000 familias aproximadamente. Yo tengo una niña especial, muchos tienen a sus hijos sin ir a clases porque no tienen cómo lavar la ropa. Nosotros no queremos molestar a las personas con estas trancas pero de otro modo no nos prestan atención.
Engañados
La señora Sánchez mencionó que se sienten engañados porque hace una semana trancaron y les prometieron los cisternas, no obstante, se conoció que los cisterneros se encontraban de paro, lo que también repercutió en la falta del servicio.
“El agua no me alcanza. Son sólo dos pipas de agua. La Alcaldía sólo nos surtió hasta el domingo pasado. Ese servicio debe ser permanente. El gobierno; ni Alcaldía, ni Gobernación, están haciendo nada para solucionar los problemas de agua”, sostuvo.
Acotó que el consejo comunal brilla por su ausencia.
Por su parte, Yusmary Jiménez, confirmó que es cierto el déficit de agua, pero tiene relación con el paro de los cisternas esta semana. Poco a poco se están incorporando, dijo la vecina.
“La gente tiene que entender que el agua no es sólo para El Pampero, hay otras comunidades aledañas con el mismo problema”.
Se conoció que sólo llegan dos pipas por casa, cuando en realidad se requieren cinco.
“Para rematar nosotros estamos comprando un agua que no es apta para su consumo, no está tratada, esa agua es salada, no sirve. La Alcaldía nos está mandando un agua salada. Nosotros tampoco conseguimos el botellón de agua”, dijo Rocío García.
Apuntó que tiene cinco hijos y varios de ellos presentan problemas en la piel, como por ejemplo, hongos.
“Aquí todos somos personas de escasos recursos. Nos cuesta mucho para adquirir agua potable”, añadió.
El sector tiene el sistema de tuberías pero nunca les han proporcionado el servicio.
“La toma está de adorno y está seca. La situación es muy crítica”, expresó el señor José Mendoza.
“Trancaremos las veces que sean necesarias, hasta que nos llegue el agua. Esa tubería tiene como tres años pero no sirvió para nada. Y desde hace dos meses el servicio no es regular”.
Mencionó que entre pagar el agua por cisterna y los botellones de agua pueden pagar hasta un millón de bolívares al mes. No podemos seguir así, exigimos una solución inmediata, que el agua nos legue como debe ser y tratada”.
Inseguridad
Los vecinos también señalaron que la inseguridad no les da tregua.
“Aquí no hay módulo policial. La inseguridad hace de las suyas a diario, estamos totalmente desprotegidos. No queremos más burlas. No tenemos como cocinar, los niños pierden clases, es horrible que nos traten como camellos, somos seres humanos”.
Unos 60 o 70 bolívares estarían cancelando los vecinos por pipa de agua.
“No crean que el agua es gratis. Tenemos que pagarla y muchas veces al precio que no se corresponde. Tenemos que hacer de tripas de corazón. Aquí somos muchas familias. El agua es un recurso consagrado en la Constitución. Diferentes comunidades padecemos este mal”, agregó Socorro Pérez.