“Por falta de uso, pueden llegar a convertirse en poco más que objetos votivos, pura palabrería patriótica. Los derechos y las libertades o se usan o se pierden.”
Carl Sagan.
Como en cualquier conversación de pueblo podríamos decir: “Vuelve la mula al trigo.”
En múltiples oportunidades he citado la implementación de la “Parábola de la Ranita” a la cual presuntamente nos tienen sometidos a los venezolanos.
La libertad de expresión, tantas veces defendida por directivos y personal de tantos periódicos del país, sigue consumiéndose paulatinamente, entre las supuestas manipulaciones de quienes temen a la verdad redactada por profesionales del periodismo, reporteros y gráficos, que en muchas oportunidades, se convierten en corresponsales de guerra; arriesgan sus vidas en pos de la información oportuna y verás, para luego transcribirla a la tinta que será impresa según la disponibilidad de papel que tenga el diario para el cual trabajan.
Otro recorte al contenido de EL IMPULSO. ¿Cuál es la finalidad que persiguen los organismos a los cuales compete el necesario abastecimiento de papel para la normal impresión de los diarios que en forma objetiva y veras llevan cotidianamente la información al ciudadano común?
¿Casualidad? La situación que enfrentamos parece ser una causalidad; sobre todo para aquellos que no profesamos la política partidista. Uno de los primeros rubros que han escaseado en el país es el papel. ¿Recuerdan cuál fue la primera empresa que expropió el sistema que se ha querido implantar? Si bien recuerdo fue Venepal, industria del papel que estaba ubicada en Morón, saliendo hacia Boca de Aroa.
Después fueron expropiados los terrenos donde se cultivaba la materia prima para la producción de papel; labrados en el estado Portuguesa por una empresa que creo que su razón social era Smurfit. ¿Por qué no se volvieron a ver en carreteras y autopistas del país aquellas gandolas que transportaban desechos de la caña de azúcar procesada en los centrales y que utilizaban como materia prima para la elaboración del papel con el cual nos abastecíamos? ¿Qué pasó con esas empresas, y con otras tantas que fueron expropiadas, confiscadas o tomadas ilegalmente sin que las autoridades restablecieran lo tipificado en el estamento Legal venezolano?
Las mentiras y las manipulaciones tienen piernas cortas y son torpes; las extremidades de la verdad son largas y ágiles, y… siempre las alcanzan.
Se puede encarcelar la materia, se pueden destrozar las empresas, pero lo que jamás se podrá encarcelar es el pensamiento; ni se podrá destruir la huella indeleble que deja quien defiende sus principios y valores con perseverante dignidad, ética, moral y coraje apegado, irrestrictamente, al texto constitucional, legal y reglamentario expreso por el espíritu, propósito y razón del legislador probo, bajo preceptos tradicional e internacionalmente aceptados.
El contenido de EL IMPULSO ha tenido que ser disminuido paulatinamente, tal cual se aplica calor a la ranita, poco a poco, adormeciéndola hasta morir en el agua hirviente. Esa es la parábola y supongo que ha sido el método adoptado por quienes podrían pretender vencer al pueblo engendrado por los libertadores que salieron a romper las cadenas de la esclavitud que oprimían al continente americano.
El diario EL IMPULSO es un patrimonio de los ciudadanos larenses y una vez más defenderemos nuestro derecho de acompañarlo a nuestro cotidiano cafecito mañanero.