El mayor temor de quienes residen en la Ciudad Socialista Alí Primera, ubicada en la vía Barquisimeto-Duaca, es que se pierda el control del urbanismo. La razón, es que algunas personas han sido testigos de hechos irregulares, pero no se atreven a denunciarlos o hacerlos públicos para evitar que el Ejecutivo Nacional tome represalias.
La necesidad de conservar la vivienda, obliga a los adjudicatarios a mantener el silencio, aunque esta decisión atente contra la paz del complejo habitacional distribuido entre 168 edificios, 4.302 apartamentos y 30 zonas conformadas por 6 torres cada una, excepto la 13 y 14 que están constituidas por ocho.
Desde que fue inaugurada la ciudadela, hace seis meses y medio, jamás se han registrado asesinatos en el interior o alrededores, pero sí hurtos en algunas viviendas, específicamente las que se encuentran desocupadas.
Aunque EL IMPULSO no pudo ingresar a los inmuebles desvalijados, voceros que prefirieron el anonimato, indicaron que delincuentes se han llevado puertas, tubos, griferías, piezas de baños, y ventanas.
“La gente escucha ruidos en la noche y cuando se acercan a ver, se dan cuenta de lo ocurrido. En ocasiones hasta los ven salir con los materiales” expresó uno de los beneficiados.
Cabe destacar, que ante las acciones delictivas no hay soluciones, planes o programas de vigilancia permanente que permitan frenar los robos en las viviendas, por ende los vecinos comienzan a sentirse amenazados.
Áreas recreativas en peligro
Los espacios destinados a la recreación de los habitantes como la Plaza Simón Bolívar y áreas educativas como liceos, escuelas y simoncitos, que aún no han sido activadas, están siendo tomados por adolescentes entre los 10 y 14 años, para el consumo de sustancias estupefacientes.
Todo indica que el tráfico de drogas también es una realidad latente en el urbanismo. En una oportunidad los jóvenes fueron vistos por dos damas que fungen de voceras, ellas acuciosas de preservar el orden, les llamaron la atención, de inmediato dos sujetos de la urbanización Las Sábilas, que entraron por la parte trasera, las agredieron físicamente.
Por su parte, el amplio espacio de los estacionamientos ha dado pie a que bandidos, abandonen allí los carros que roban, mientras negocian con las víctimas el cobro del rescate.
“No todos tienen vehículos y cuando vemos que permanecen en un puesto más de dos semanas, hacemos el reporte” dijeron.
Hay tensión
Con estos antecedentes el clima de tensión prevalece en la Ciudad Socialista Alí Primera. Recientemente, el presidente Nicolás Maduro expresó en una de sus alocuciones que este tipo de urbanismos deben permanecer libres de “malandrajes” y drogas, sin embargo, las familias están a la expectativa de lo que pueda ocurrir, les angustia que los pranes se adueñen de la urbanización.
Los copropietarios señalan que bandas criminales y grupos minúsculos pretenden ejercer control sobre el territorio, algunos de ellos provienen de Las Sábilas y otros son habitantes de la misma comunidad, que invitan a sus amigos de conducta agresiva.
La colectividad tiene la intención de reunirse con efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y Policía Nacional Bolivariana (PNB) destacada en el lugar para establecer medidas de seguridad, mientras surge la oportunidad, determinaron colocar rejas en las torres en aras de impedir el ingreso de personas extrañas o ajenas al sector.
Habitantes presentaron al Instituto Nacional de la Vivienda (INSBIA), la propuesta y ya fue aceptada. En tal sentido los 24 propietarios, por torre, deben acordar la instalación así como también el pago.
Asimismo, se fundó la cooperativa Los Dragones. Personas de la misma comunidad se encargarán de la vigilancia, controlarán los accesos, igualmente los recorridos. La mensualidad por apartamento es de Bs. 155.
Visiones de los expertos
Para el sociólogo Leónidas Pérez, es vital que el Estado emplee un sistema de seguridad que garantice la integridad de todos los habitantes. Considera oportuno la creación de módulos policiales, además del despliegue de grupos de contingencia. Para tal fin, el programa debe ser continúo y no intermitente como se acostumbra en el país.
Insiste que mientras no haya defensa, mucha gente preferirá regresar a los sectores donde residían, ante el riesgo de que la Ciudad Socialista se convierta en algo parecido a la Urbanización Las Sábilas.
La psicóloga social, Hisbeth Fernández, señala que no es fácil evitar la violencia, cuando el Estado no ha garantizado el acompañamiento que se requiere para lograr una verdadera transformación y adaptación.
“No basta con mudarlos, hay que tomar medidas, hay que dignificar la vida de esos venezolanos” apuntó.
Sostiene que en estos urbanismos las normas de convivencia son letra muerta, porque no hay control, tampoco sanciones para quienes las violentan.
En efecto, son las instituciones u organizaciones las que deben ocuparse de la incorporación de las familias y el trabajo social a fin de que los nuevos habitantes se adueñen de los espacios y tengan sentido de pertenencia.
El tema de la selección, es importante para el padre Alejandro Moreno, director del Centro de Investigaciones Populares, quien asegura que los estudios socioeconómicos previos no sirven de nada, porque el Gobierno favorece a las personas por proselitismo político.
Los apartamentos se asignaron a aquellos que siguen la misma línea y aunque una gran parte de la gente beneficiada es humilde y trabajadora, se “colaron” delincuentes, mientras que las autoridades se hacen de la vista gorda”.
“Al efectuarse la entrega, se mezclaron personas de distintos estratos sociales que tienen hábitos distintos y maneras diferentes de cohabitar, lo que también da origen a la conflictividad”.