Más posibilidadesse tienen de superar los obstáculos en el ajedrez de la vida, cuando enfrentamos la difícil lucha desde el humilde papel de un peón inteligente
Somos prisioneros de un destino que nos maneja a su antojo, nos lleva, nos trae, nos empuja, nos frena, nos pone donde quiere,nos suelta las cadenas y nos reta a que juguemos con él y cuando menos lo esperamos y creemos que le vamos ganando la partida, nos pone en el tren que lleva al infinito, sin boleto de regreso.
En el juego de la vida no siempre se gana, ni se pierde. Para los optimistas todo lo que representa la vida así sean pérdidas, vivir es un privilegio, una ganancia. Para los que no creen en nada, en el juego de la vida todos somos perdedores, unos por carta de más, otros por carta de menos.
No es tan ruda la existencia, ni se puede considerar como maldicióntodo lo que nos ocurre en momentos difíciles.Si hacemos un mal movimiento se nos puede arruinar el mejor momento,todo depende de cómo actuemos y la actitud que adoptemos ante el mundo y los problemas. Estamos sometidos a constantes pruebas que debemos superar para no hundirnos. Mi hijo Mauricio es un hombre feliz y agradecido, lo demuestra cuando manifiesta en su poema que “Vivir es llevar el paisaje en los morrales que madrugan en busca del paseo, es ver la noche desde la terraza elemental y simple de un lucero, es volver a vivir sencillamente, es encontrarse elemental y bueno, es fechar un poema desde el alma y de estampilla colocarle un beso”.
Cada uno defiende su vida a su manera y la afronta. Muchos pensamos que las palabras “quisiera o hubiera” no deberían existir porque de nada sirven cuando se esperó llegar a los ochenta años para decidir vivir. Uno teje su destino, se da vía libre o se encierra. La felicidad es la lucha de uno mismo; quien no lo intenta no lo logra. Volar tras los sueños más anhelados es hacer cambios sin mirar atrás.
Uno nace donde le toque nacer. La patria elegida por el destino se ama hasta morir como se ama la vida, como se adora la madre, como se ama a un hermano, como se quieren los hijos.
El hogar es ese espacio en el que quedan guardados los mejores momentos vividos. El tiempo pasa como pasa todo en este mundo, hasta que llega el momento en el que tenemos que crecer, decidir qué vamos a hacer con nuestra vida, cuál es el futuro que anhelamos, cómo lo lucharemos, cuánto costará dar el paso fuera de los límites de la casa y de la familia.
En el instante en el que el soplo del destino nos saca del hogar sentimos miedo,se agita el corazón cuando tenemos que andar por estrechos y desconocidos caminos. Añoramos las reuniones al reflejo de la luz del hogar, las travesuras, la tranquilidad, la navidad y fechas particularmente tatuadas en el alma. Unos se van del hogar sin mirar atrás, otros se quedan para no dejar lo que aman, algunos se quedan alegres, otros lloran al dejar atrás las más dulces épocas de la infancia, la juventud y el hogar nativo.
La mejor manera de entender el sacrificio que significa dejarlo todo para ir tras los sueños está en este proverbio chino “Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción”. Somos perfil de brisa, girasol de mil sonrisas, paraíso de la alegría, somos alborada, somos canto, furtiva rapsodia de las hojas, zurcidores de redes y de ensueños, somos amor, somos vida.
“¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo? (Van Gogh)
Última parte próximo sábado.
