De la participación ciudadana depende la democracia, cuya regla de oro en actos de elección es el respeto a la decisión mayoritaria. En tal sentido, los gremios laborales han sido elemento de perseverante apego al orden democrático, esencial en la vida de los pueblos.
La historia dice que el sindicalismo venezolano, a pesar de haber topado con muros dictatoriales, ha sabido aguantar intolerancia de esos mandos instalados en el poder con voz única. En la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-35), sobró valor en los telegrafistas, en los tranviarios y en los maestros para atreverse a reclamar justos salarios y seguridad social. Y aunque la respuesta fue negativa, aquella presencia de lucha prendió antorchas hacia el futuro.
Así, frente al régimen del general Eleazar López Contreras, se abrió en el estado Zulia una huelga de trabajadores petroleros y en medio de ese hecho, que al final sólo consiguió aumento salarial de un bolívar diario, el 21 de diciembre de 1936 se realizó el I Congreso Nacional de Trabajadores donde nació una Federación, convertida luego en Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), asumiendo su presidencia Pedro Bernardo Pérez Salinas. Por ese tiempo, además, hubo un firme paro de los artesanos de la alpargata
Más adelante, durante la Junta Militar de Gobierno que presidió el comandante Carlos Delgado Chalbaud, el 3 de mayo de 1950 se declaró en el Zulia otra huelga petrolera, esta vez sumándose trabajadores de compañías ubicadas en otros estados. El gobierno la consideró ilegal, disolvió sindicatos y persiguió a los líderes gremialistas.
Después, en el gobierno del general Isaías Medina Angarita (1941-45), se facilitó una gradual apertura de libertades democráticas, hecho asociado a un proceso de sindicalización, apartándose a la vez el rancio concepto de “sindicalismo apolítico”
En el transcurso de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1952-58), la acción sindical se vio acosada, en vías de extinción. Por ese entonces el gobierno creó el Movimiento Sindical Independiente de Trabajadores (MOSIT), de baja línea oficialista, con el fin de captar adeptos. Aparte de eso construyó en un recodo del litoral central la Ciudad Vacacional Los Caracas, destinada al recreo de los trabajadores
Aún así, de la clandestina Junta Patriótica que enfrentaba la autocracia perezjimenista, surgió un Frente Obrero que tras la huida del dictador, en 1958, pasó a ser Comité Sindical Unificado que restableció la Confederación de Trabajadores de Venezuela.
En estas líneas no hay espacio para nombrar a todos los que en diversas épocas guiaron aquellas luchas sindicales. Sólo caben algunos: Romero Guanipa, Luis Beltrán Prieto, Juan Bautista Fuenmayor, Pedro Taborda, Isidro Valles, Manuel Herrera, Pedro Pablo Piña, Cruz Villegas, Augusto Malavé Villalba, Valmore Rodríguez, Jesús Faría, Pompeyo Márquez, Américo Chacón, Dagoberto González, Eloy Torres y Víctor Piñate.