Voy a tratar de escribir este artículo con las palabras más sencillas de manera que entienda la inmensa mayoría de los venezolanos, para que cada quien haga un análisis pormenorizado de ese acontecer diario.
Cuando oigo y leo en los medios de comunicación algo así como “no dar más dólares para Fedecámaras, esa afirmación no tiene ni pies ni cabezas y lo más parecido sería afirmar no doy más pastos para alimentar los tigres; vale la comparación que ni Fedecámaras tramita dólares ni los tigres comen pasto.
En estas reflexiones son varios los puntos que quisiera tratar relacionado con el acontecer económico de esa Venezuela de calle, de habitantes que buscan como resolver sus problemas de necesidades básicas diarias.
Históricamente Venezuela, como país libre no dependía de moneda extranjera a no ser para pagar las deudas generadas por la guerra de la independencia y otras guerras inventadas por los militares, que siempre han tenido en su cerebro que son los padres de la Patria y que a ellos se debe lo que eufemísticamente se llama esa Venezuela libre y vale preguntarse ¿libre de qué?, que puede ser tema para otro artículo.
El ciudadano trabajador del campo y de la ciudad tal vez en muchos años no se ha preguntado: ¿Para quién trabajo?, y los gobiernos de turno, unos mas y otros menos, han considerado y actuado para que el ciudadano contribuya con el funcionamiento administrativo del gobierno (burocracia gubernamental) y otros han considerado que el gobernante debe disponer a su antojo de bienes y personas enclavadas en ese territorio que se llama Venezuela.
Esta última forma de actuar se acentúa con la aparición de la renta petrolera, hecho que permitió que los gobernantes no se ocupen de ese trabajador de campos y ciudades que producen la comida y otros bienes para dar solución a esos problemas diarios.
Cuando se va al mercado a comprar un kilo de arroz o una batería para carro, no se pregunta si esto es producido con dólares o bolívares y esa misma interrogante debería hacérsela el gobernante de turno para hablar de ese no voy a dar dólares para algo, puesto que, todos los venezolanos organizados o desorganizados, individual o colectivamente, tenemos los mismos derechos según lo que está escrito en leyes.
Me he quedado asombrado cuando se le pregunta a los obreros de las industrias básicas de Guayana, que si están dispuestos a tomar un fusil para defender la Patria y el momento permitió que la respuesta tenía que ser afirmativa y resulta que por hobby he leído mucha literatura sobre la guerra, y me he conseguido que hay que definir aquello de que “zapatero a su zapato”; es decir en Venezuela, el politiquero a politiquear, no reconozco a políticos que ya han demostrado que no sirven para ejercer un buen gobierno, el militar para hacer la guerra a un enemigo exterior, puesto que el venezolano que trate como enemigo a otro venezolano es un apátrida, es decir, está reconociendo otro país de otros venezolanos y no venezolanos, con derechos aun considerándose delincuentes, médicos al ejercicio de la medicina aun en un país en guerra, trabajadores de las industrias básicas a producir hierro, acero y aluminio para contribuir con el esfuerzo de la guerra, es decir el fusil tiene que ser para el combatiente militar, así como el productor del campo para producir comida y esto no es otra cosa que lo de “zapatero a su zapato”.
En estas reflexiones solo pido que cada quien se ocupe de lo suyo y verán que reconocer el derecho ajeno es “la paz”
..Unidos todos por el Sistema de Riego Yacambú y el Ferrocarril de la Región…
@JGMendozabarqto
