Con dos de Messi y uno de Neymar, Barsa golea a Bayern en semis

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Con dos golazos de auténtico genio en apenas cuatro minutos, Lionel Messi decantó el triunfo por 3-0 del Barcelona sobre el Bayern Munich el miércoles y puso al conjunto azulgrana a un paso de la final de la Liga de Campeones.

El duelo de ida de las semifinales estaba marcado por el regreso de Pep Guardiola a Barcelona, pero Messi le robó el protagonismo a su ex técnico, con el que llegó a conquistar dos de sus tres Champions previas, y definió un partido que se le complicaba en exceso al Barsa. El astro argentino, ganador de cuatro Balones de Oro, marcó a los 77 y 80 minutos y asistió en los descuentos para el tercero de Neymar, el broche dorado a otra gran noche europea en su glorioso historial.

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«No creo que el partido acabe 0-0», aventuró en la previa Guardiola, quien también declaró «imparable» a Messi y demostró ser tan buen entrenador como profeta, rendido finalmente al talento de su ex discípulo, máximo anotador del torneo con 10 dianas. «El talento ha marcado las diferencias», se limitó a comentar Guardiola tras la nueva exhibición de su ex pupilo.

Al Bayern solo le queda la esperanza de una remontada para el cotejo de vuelta del próximo miércoles en Munich, y que Messi pierda el vuelo o se reserve para la liga, donde el Barsa marcha líder a falta de tres fechas con dos puntos de ventaja sobre el Real Madrid. El conjunto bávaro perdió 3-1 en el duelo de ida por los cuartos de final ante el Porto, y luego masacró 6-1 al equipo portugués en la vuelta en Alemania.

Por supuesto, ni Barcelona es el Porto, ni hay futbolista en el planeta que se acerque a Messi.

«Es único, una garantía. Sigue haciendo cosas, detalles que nadie hace. Te deja sin palabras», resumió su compañero Andrés Iniesta.

Messi abrió la lata con un potente remate que se coló pegado a un poste y por debajo del brazo estirado de Manuel Neuer. El artillero agregó el segundo con una perla digna de su vitrina: gambeteó a Jerome Boateng, al punto que el zaguero cayó al suelo como tronco, y luego superó a Neuer con un globito de derecha.

«Ha hecho dos goles fantásticos, el segundo es increíble», comentó el central azulgrana Gerard Piqué. «Si está inspirado, no hay jugador que le pueda parar».

Y convino Jordi Alba. «Va en velocidad con el balón pegado al pie, tumba al defensa, ve que el portero se vence y se la pica por encima. Hace lo que quiere», zanjó el lateral.

La Juventus venció 2-1 a Real Madrid el martes en el primer encuentro de la otra semifinal.

Guardiola apostó de inicio por una defensa de tres hombres, pero dos disparos de Luis Suárez en conexión con Messi bastaron para que cambiara el plan a los diez minutos. El segundo del uruguayo, raso y cruzado en franca escapada, lo atajó Neuer en plástica extensión de la pierna derecha.

En su intento por ahogar al Barsa en el mediocampo, el Bayern sí mantuvo la última línea lejos de su arco, y ello posibilitó que los azulgranas profundizaran en busca del espacio intermedio, con Neuer siempre vigilante.

La otra opción local era la descarga sobre Messi. El rosarino, con libertad de movimientos, se ofreció como primera referencia, pero pocas veces encontró socios antes del descanso, ante la escasa sincronía entre Neymar y Suárez. Una maniobra del uruguayo en el área acabó en pase para el brasileño, quien remató al cuerpo de Rafinha con todo a favor, y a partir de allí Xabi Alonso y el Bayern tomaron el control de la pelota, que no la escena.

Robert Lewandowski también gozó de una clara ocasión visitante en cruce de Thomas Mueller, pero el goleador que estuvo en duda por una fractura del rostro no llegó a tiempo, y tampoco anduvo especialmente fino a la hora de asociarse.

De no ser por colores de la camiseta y un tal «diez» de maniobras diabólicas, el Bayern bien podría haberse confundido con el Barsa de hace unos años y viceversa; tal era la lucha de estilos entre el conjunto azulgrana, fiado al vértigo de su triplete ofensivo, y el visitante germano, insistente en la elaboración en raso a lo largo y ancho de la cancha.

Con un arribo de Dani Alves, bien tapado por Neuer, y otro toque de samba del ex barcelonista Thiago Alcántara buscando la rosca, llegó el descanso y algún que otro ajuste de pizarra: Lewandowski y Mueller se acercaron a las bandas al arranque del segundo tiempo y dejaron el centro para Bastian Schweinsteiger. Mientras Messi, frustrado por la defensa zonal visitante, acabó reclamando en más de una ocasión el rol de ariete.

El Barsa seguía encomendado al talento de Messi, capaz de profundizar un balón al que Neuer llegó antes que Neymar, nuevamente desafortunado en un otro derechazo por encima del arco.

Pero el equipo de Guardiola no pisaba al área con decisión, la posesión de la pelota se equiparó, y el ritmo vertiginoso acabó beneficiando a los locales, que intensificaron la presión y finalmente encontraron la calidad que marca diferencias en Messi.

«No ganó el premio, pero todo el mundo sabe que es el mejor del mundo», zanjó su compañero Sergio Busquets.

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