Una escena terrible. Era hijo único, estudiante, buen muchacho, casi se graduaba de ingeniero en Informática.
La madrugada de este domingo, cuando regresaba a su casa de una supuesta celebración, fue atacado por unos delincuentes que le propinaron un disparo con un proyectil que le acabó la ilusión a sus padres, de verlo vestido de toga y birrete.
La madre de Michel José Gatica Marín, de 24 años, estaba destrozada. Gritaba: “Mi hijo no era un delincuente (…) me voy a volver loca”, y lo repetía incesantemente.
No era para menos, pues luchó toda su vida para hacer de su único retoño un hombre de bien, tarea que no había sido fácil, pero que con el tiempo ganaba puntos de afirmación por el trabajo que había hecho la mujer.
Según algunos moradores de Tarabana II, en Cabudare, municipio Palavecino, por el lugar hay una especie de guerra entre bandas, al parecer por la plaza de sustancias sicotrópicas y estupefacientes, lo que ha conllevado que la paz y tranquilidad de los habitantes de la zona, se vea entorpecida.
“Ya esto no es como antes que era sano, ahora da miedo. Esa pobre mujer cuidaba tanto a su muchacho, casi que no lo dejaba salir y anoche se fue a una celebración de la que nunca llegó”.
Ayer, a la escena del crimen se apersonaron los funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas del estado Lara, quienes hicieron la revisión del sitio del suceso, tomaron algunas pruebas para iniciar las averiguaciones del caso y dar con el paradero de los asesinos del joven estudiante del noveno semestre de Ingeniería Informática en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).
