Esta noticia y las que a continuación se darán, probarían que la relación del pueblo indígena, sin importar el lugar ubicado al norte del actual Estado Lara y sur del Estado Falcón, en ningún momento desde tiempos ancestrales dejó de tener al cocuy, la planta, como su “cotidiano mantenimiento” además de los otros usos que le dio, especialmente el medicinal.
Más adelante, un religioso, estudioso de la realidad venezolana, luego de sus observaciones en tierras orientales, Fray Antonio Caulin en su obra escrita después de 1747, dedica unos párrafos a las cualidades medicinales de esta planta, llamándola maguei:
“En toda la Costa del mar del Norte, que corre desde Cumaná hasta la provincia de Caracas, y en otras muchas partes de ambas Provincias, se cría silvestre la celebrada mata de Maguei muy semejante a la Pita de España. Las pencas a medio asar, dan gran copia de zumo algo dulce, que puesto al fuego en punto de jarabe es eficacísimo remedio para mundificar (quiere decir, preservar) de cáncer las llagas, aunque sean envejecidas, aplicado en hilas. Tomado de media a una dracma en agua caliente, deshace las crudezas del estómago, y expele las materias pútridas de aposthema interior, o sangre envenenada, que suele resultar de alguna caída, o golpe violento”. (Caulín, p.70)
Como puede verse, el padre Caulín sólo habla de la cualidad medicinal del maguey, luego que de sus pencas, “a medio asar”, se extrae el jugo que ellas producen que para que cumpla su capacidad cicatrizante, debe ponerse “al fuego en punto de jarabe”.
Para Caulín, además, el maguey se parecía a la pita española, aunque con hojas más gruesas lo que parece no ser igual al “cardo de España” de que habla la Relación Geográfica de Nueva Segovia de 1579.
Un paso más adelante debe consultarse un informe titulado “Ynstruzión y noticia de la Ciudad de Barquisimeto y su jurisdicción”, del 8 de noviembre de 1745, que elaboró José Lorenzo Ferrer, que en su capítulo 25, dedicado a hablar de la fecundidad y fertilidad de “todo el distrito” y de los frutos que en ella se dan, escribió:
“… el cucui, que su Penca es próxima (debe leerse pócima) activa, y el caldo que da es bueno para labar (sic) y limpiar llagas y heridas pútridas, y del que se cuaja ungüento para sanarlas…”, noticia según la cual puede deducirse que Ferrer sólo conocía el uso medicinal del ágave cocuy no existiendo razones para creer que en esa época, quienes hacían uso de esa planta no le dieran, además del medicinal, otros muchos usos más: el de extraer su fibra, como pan después de hornearla, degustar los zumos de sus pencas. Para Ferrer la planta se llamaba Cocuy.
En 1758 la gente de Pedregal (Municipio Democracia del Estado Falcón) puso pleito a ciertos vecinos por la posesión de la tierra de El Jebe lo que fue contestado por dichos vecinos promoviendo testigos e interrogatorios.
La pregunta 10 fue:
“Si saben que en dicho sitio del Jebe no tienen dichos Yndios del pueblo de Pedregal su cotidiano alimento que llaman Cocuy, ni allí sacan sus dispopos, ni cocuizas para la fábrica de chinchorros para pagar sus tributos” (González Batista, id., p.42)
Otra pregunta del interrogatorio fue:
“Digan si es verdad que en dicho carro de Arajó es donde tienen dichos indios sus aprovechamientos del cotidiano alimento que llaman cocuy y a donde sacan sus dispojos y cocuizas para la fábrica de sus chinchorros y otros aprovechamientos con que anualmente pagan sus demoras, sin que ninguna persona se lo impida por ser realengo” (Ibid., p.43)