El liderazgo es una habilidad que se aprende y se sustenta en los actos cotidianos que desarrolla quien desea o tiene la intención de liderar dentro de una organización, en el hogar o el cualquier grupo que se desenvuelva. “La misión de un líder es satisfacer las necesidades de la gente y cultivar la confianza”, según Juan Carlos Jiménez, coach organizacional que lleva adelante el programa especial de Formación Gerencial EL IMPULSO que hace falta.
Liderazgo: el arte de cultivar confianza, es el nombre del segundo taller dictado por el especialista, en la Sala de Adiestramiento en el tercer piso de este rotativo, en la primera temporada 2015 de los cursos gerenciales.
“Durante mucho tiempo esquivé este tema porque sentía que se había convertido en un cliché, las formas de abordarlos son muchas y muy variadas. Luego, a través de la experiencia y el trabajo dentro de las organizaciones, comprendí que existe mucha confusión y desconocimiento sobre lo que es ser un líder”, explicó Jiménez al inicio del taller en el que participaron supervisores y personal de distintas empresas de la región.
La actividad se desarrolló bajo un clima de interacción constante. Con argumentos bien sustentados, Jiménez buscó romper paradigmas sobre la concepción tradicional que todas personas tienen del tema.
En primer lugar, aclaró que un líder debe atenderse a sí mismo, mediante premisas como: atiéndete, concéntrate en ti; escucha para reflexionar y comprender, antes que para responder; practica refrasear o parafrasear para validar lo que estás escuchando; disfruta y emociónate por tu potencial.
La misión de los líderes también consiste en repetir los objetivos las veces que sea necesarias, buscar la forma de generar interés en sus supervisados y hacer que cada una de las personas que se encuentren bajo su responsabilidad, desarrollen el potencial que llevan por dentro.
¿Cómo hacerlo? “La gente descubre su propio potencial cuando se le reconoce cada gesto”, explica el especialista, por ello invita a hacer un esfuerzo cotidiano por reconocer y celebrar cuando alguien tenga interés.
Según Jiménez, la mayoría de los supervisores incurren de forma inconsciente en los siguientes errores:
-Desvalorizan la formación y no la ven como una forma de trabajo.
-Predican valores que no practican y no saben que no saben nada de este tema.
Insiste en la necesidad de manejar la confianza como un punto esencial, pero aclara que esta no se logra de la noche a la mañana.
Atender las necesidades de nuestros supervisados es una forma de comenzar a cultivar la confianza, acotó Jiménez, para ello se requiere de inspiración, coherencia y consistencia; los efectos o frutos se traducirán en identidad, compromiso, lealtad y trabajo en equipo. Cultivamos la confianza cuando se satisfacen las necesidades de seguridad de las personas y esto se logra al interesarse por ellas, escucharlas sin prejuicios y solicitarles ayuda para ser mejores personas.
El próximo taller de Jiménez lleva por nombre El trabajo en equipo y las disfunciones que lo obstaculizan, y tendrá lugar el próximo 28 de abril.