La economía se ha convertido en el talón de Aquiles del presidente Nicolás Maduro, sostiene el politólogo Yosbert Vásquez.
Afirma que a dos años de Maduro en el poder, los escenarios financieros y macroeconómicos en Venezuela se tornan cada día más decadentes.
“La encuestadora DatinCorp en su último estudio determinó que los índices de desempleo en los estados fronterizos han crecido mucho más”.
Igualmente, dijo, el programa Misión Vivienda, emite una alarma amarilla en virtud del desabastecimiento de materiales para la construcción.
“El Gobierno de Maduro en materia de políticas públicas está sujeto a un gran descrédito. Ese descrédito no es hacia la figura, si no hacia la envestidura como gobernante”.
El perfil y el comportamiento político e institucional del Presidente “acumulan decadencia discursiva”, apunta.
“Las decisiones de Maduro han sido muy cambiantes. Por ejemplo, anunció el aumento de la gasolina, pero no toma la decisión. Anuncia ciertas medidas pero no concreta. Se trata de un juego psicológico de desgaste, de mucha comunicación política pero de poca ejecución”.
Vásquez señala que el nivel de Gobierno de Maduro va de malo a muy malo, razón por la cual desde hace dos años hay una Venezuela con alta ingobernabilidad. A su juicio, el mandatario nacional ha sido inflexible con distintos sectores de la sociedad.
“Hay que valorar qué tipo de relación tiene con algunos sectores; como la iglesia, la banca privada, los estudiantes. La relación que tiene con estos sectores es bastante controversial”.
El politólogo destacó que nuestra idiosincrasia política ha estado marcada por la pasividad, por lo general, el venezolano se adapta a algunas realidades.
“No le apuesto a una implosión social aunque los escenarios están dados. Hay mucha polarización, tensión, violencia política en el discurso, en el lenguaje corporal y en las decisiones que se toman. Constitucionalmente, el presidente Maduro debe terminar su mandato. Sin embargo, la Constitución activa mecanismos para emplazar al Presidente de la República”.
Subrayó que la oposición no ha sabido capitalizar el descontento de la sociedad venezolana hacia el Gobierno, por lo cual los no alineados prefieren abstenerse de participar en el contexto político.
Matices grises
Acerca de la postura del gobernador Henri Falcón, criticado por adoptar una supuesta política complaciente con el Gobierno, dijo que cualquier mandatario regional debe mantener una relación el Ejecutivo nacional.
“Falcón está obligado como gobernador a mantener relaciones con el Estado. Eso no es igual a mantener una relación con el partido de Gobierno. Si el escenario fuese que está conversando con los miembros del buro político del PSUV, diría que es complaciente”.
En un país tan polarizado, entre matices blancos y negros, es difícil comprender los tonos grises.
“El diputado Eduardo Gómez Sigala mantiene una postura de oposición muy acentuada. Henri Falcón tiene otro estilo. Son totalmente antagónicos”.
Primarias o consenso
Respecto a la polémica generada por el consenso o las primarias, mencionó que ambos instrumentos son válidos.
Las primarias permiten afinar la maquinaria electoral, lo que se traduce en una mayor certeza de la voluntad del electorado. Da lugar a unos candidatos más aceptados por una mayoría simple. No obstante, el alto costo que requieren no se ajusta a la crisis financiaría actual.
“DatinCorpo determinó que el gasto de unas primarias se ubica entre los 5.5 y 7.5 millones de bolívares. El tiempo es otro factor importante: está la precampaña y la propia campaña. No es un proceso simple”.
El consenso premia en términos de gasto y tiempo. Lo negativo es que pudieran imponerse voluntades de los partidos más fuertes. La representación minoritaria pudiera verse vulnerada.
“Henri Falcón apenas representa a un partido, de 27 que hacen vida en Lara. No es determinante”.