En El Tocuyo aún se aprecian edificaciones de la época colonial que despiertan interés en los turistas, pero al no recibir protección y el cuidado que merecen quedan ocultas entre las sombras, porque han perdido su belleza natural y valor histórico.
Esto ocurre con las ruinas del Templo de Santo Domingo, una estructura icono en Venezuela hasta que el terremoto del 3 de agosto de 1950 acabó con gran parte del recinto religioso que convive con la moderna urbe.
Hoy sólo se divisa una parte de la nave principal, el techo y las antiguas columnas que permanecen custodiadas por una cerca perimetral.
Vecinos del sector temen que las ruinas desapa- rezcan y se pierdan los valores de identidad de los tocuyanos.
Aunque la población ha salido en defensa de su patrimonio, ninguna autoridad se ha encargado de la preservación, tampoco de dirigir proyectos para el rescate de la reliquia.