“Apenas este año, 20 millones en Pakistán sufrieron inundaciones; en Australia, las lluvias cubrieron un territorio del tamaño de Francia y Alemania juntas; en China se inundaron 13 provincias con más de 8 millones de afectados; en India, 200 villas fueron cubiertas por el agua; mientras que en Durango, México hay lugares en los que sólo llovió una vez este año, Dakota del norte sufrió la más grande inundación de su historia; y todos los estados de la Unión Americana rompieron su récord de temperaturas… El cambio climático es real y ocurre todos los días en todo el mundo…
Tan sólo este año (2.011), más de 387 millones de personas han sido afectados por las sequías. A este ritmo, para el 2090 la mayor parte del territorio global padecerá sequía.”
Al Gore, Premio Nobel de la Paz.
Mientras acuden a una cumbre donde se pronuncian palabras que pueden ser calificadas como cuestionables y se gastan cientos de miles de dólares, a los larenses se le niega el financiamiento para la culminación de la construcción de la Represa Yacambú; imprescindible para la subsistencia de la región ante el anunciado colapso (similar al económico) de la Represa Dos Cerritos y, para el suministro de agua destinada al riego para la producción de alimentos en un estado líder en producción de café, hortalizas, piña, caña de azúcar; en ganadería de leche (Ganado Carora), ganadería caprina, ovina, caballar, entre otros.
Un estado que no dispone de la riqueza petrolera pero se ha labrado el futuro con el sudor de la frente de sus pobladores; donde según datos provenientes de la, erróneamente, extinta Fundación para el Desarrollo de la Región Centro Occidental, Fudeco, su Producto Interno Bruto P.I.B., en un 85%, proviene de la producción agropecuaria; siendo evidente que la culminación de la represa representa, además de la preservación de la vida en la región, la expansión económica, y por ende, el logro de mejor calidad de vida.
El estado Lara, con Mercabar y la Cooperativa Copolar, es líder y ejemplo en la distribución de alimentos en el país y allende nuestras fronteras.
No se debe obviar el desastre ecológico que está ocurriendo en las montañas, donde se han talado y quemado miles y miles de hectáreas de árboles milenarios que protegían la tierra de la erosión ocasionada por la inclemencia del Sol en verano; y de la sedimentación y la escorrentía en invierno; de los deslaves que minimizan la vida útil de los embalses llenándolos con el lodo que arrastra el agua de lluvia ocasionando daños en lugar de beneficios, inundaciones y avalanchas de barro que causan la muerte a seres humanos y animales; que arrasan con sembradíos enteros.
Las montañas son zonas productoras de agua y… ¡Oxigeno!
Es imperioso detener el ecocidio existente; es obligatorio restablecer la Seguridad Jurídica aplicando la Constitución Nacional, las leyes y reglamentos que rigen la preservación del ambiente.
Usted puede vivir más de treinta días sin ingerir alimentos, varios días sin tomar agua pero, ¿cuánto puede vivir sin oxígeno?
Es perentorio unificar esfuerzos para que habiendo formado un solo bloque, se emprendan las acciones para lograr la culminación de la Represa Yacambú sin desviar esfuerzos y recursos; es nuestro deber y nuestro derecho asegurar nuestra sobrevivencia y la de nuestra descendencia en un mundo donde se vaticina que las próximas guerras serán por la posesión del agua y donde nadie habla de la producción de oxígeno. Continuará.