Al buscar un billete de avión en Google, el internauta piensa que accede a una selección pertinente de ofertas de las compañías aéreas, pero en realidad el buscador cuenta con unos intereses propios para presentar los resultados, que ahora ha denunciado la Comisión Europea.
Si se quiere comprar un pasaje desde París rumbo a Berlín, el buscador mostrará jerarquizados 1,35 millones de resultados y, en primer lugar, los anuncios «patrocinados», que aparecen con una etiqueta amarilla.
Al igual que las propuestas mostradas en la columna de la derecha, estos resultados no aparecen en primera posición por casualidad. Los propietarios de las páginas indexadas pagaron a Google o a su servicio de publicidad, AdWords.
En concreto, los clientes de Google «compran» palabras clave para que sus enlaces aparezcan en mejor posición, según un sistema de mejor postor, explica Jonathan Vidor, presidente de la compañía especializada Jvweb.
Además de estos enlaces patrocinados, la Comisión Europea también ha denunciado el recuadro ubicado justo después, que muestra el propio comparador de vuelos del buscador, Google Flights.
Y, en tercer lugar, el gigante estadounidense de internet ubica la búsqueda denominada «natural» o «orgánica», es decir, aquella realizada, en principio, en base a los parámetros introducidos por el usuario sin que medie dinero o intereses.
Con esta presentación, Google antepone así sus propios servicios a los de sus competidores: Expedia, Edreams, Opodo o Ebookers.
El propio Expedia, junto a Microsoft, Oracle y Tripadvisor, demandó a finales de 2010 al grupo estadounidense ante los servicios de competencia de la Comisión Europea.
Tras años de conciliación, Bruselas pasó el miércoles a la ofensiva, al acusar a Google de abuso de posición dominante, que podría implicar una multa de 6.000 millones de dólares.
La búsqueda «París-Berlín» presentará la misma lógica que la de «pantalón rojo», «hotel Sídney» o «lavadora», ya que Google antepondrá sus servicios Shoppping, Maps, Hotels Finder o Google Traduction, entre otros.
“Un ecosistema de servicios”
«Google es históricamente un motor de búsqueda, pero es actualmente todo un ecosistema de servicios», indica a la AFP Olivier Ertzscheid, profesor de la universidad de Nantes (oeste de Francia).
Sin embargo, «una compañía en internet no cuenta con otro modelo económico para poner de relieve sus propios servicios», precisa Ertzscheid, para quien el problema es la falta de transparencia.
«Cuando entran en Google, no están necesariamente al corriente que existe competencia», subraya.
De hecho, Google mantiene una posición ultradominante en Europa, donde se usa actualmente en el 90% de las búsquedas en internet. «Bing, por ejemplo, lleva a cabo acciones similares, pero nadie denuncia», apunta Vidor.
Las dudas también planean sobre la búsqueda «orgánica» o «natural», situada por debajo de los enlaces patrocinados y organizada mediante un algoritmo secreto.
En el pasado, «algunos competidores constataron que se modificó el algoritmo y vieron sus visitas caer en un 30%», recuerda Cyril Brosset, de la asociación de consumidores francesa Que Choisir.
«Podemos pensar que Google modifica su algoritmo para beneficiar a los consumidores, pero los competidores temen que haga retroceder a los otros comparadores de precios», añade.
«La gente no debe creer que Google es internet», es «un medio para acceder a determinados contenidos», señala Brosset, para quien este buscador «hace su selección» y «no siempre es neutral».