Ante el desastre en que el régimen chavista–madurista ha sumido a la nación, es frecuente escuchar a especialistas dar ciertos consejos al régimen en relación a los cambios que deben realizarse en las distintas áreas de interés nacional afectadas por la actual crisis, y aún sin dudar de la buena intención y alto compromiso por el país de quienes dan su opinión en el sentido de promover una rectificación, a estas alturas debemos estar claros de que no es que a quienes conforman este régimen le han salido mal las cosas porque son malos gestores públicos, aunque también lo son.
Debemos terminar de convencernos de que estamos frente a un desastre premeditado que tenía como fin el desmontar un modelo y el establecimiento de otro teniendo como objetivo primordial destruir toda posibilidad de desarrollo individual, creando los mecanismos que permitieran la dependencia absoluta del ciudadano de un Estado todo poderoso.
Por ello la implementación de una política de Estado que a la fecha ha destruido fuentes de empleo, a través de las “expropiaciones” de miles de empresas y millones de hectáreas de tierras productivas, convirtiéndonos en un país dependiente de unas importaciones totalmente controladas y dosificadas por un reparto discrecional y corrupto, de las divisas producto de las cada vez mas menguadas exportaciones petroleras. Con tan perversa estrategia se garantizaría así, tener ciudadanos sumisos, chantajeados y desmovilizados.
Desde la racionalidad del deber ser, la mayoría de los venezolanos entendemos que las políticas de este régimen han sido erráticas y por ello se le ha pedido la rectificación. Pero quienes han planificado que esto debería ser así, jamás rectificaran porque para ellos sencillamente no hay error. Es decir, ni quieren ni pueden rectificar.
Adicionalmente siempre se ha dicho que errar es de humanos y rectificar es de sabios. Pero qué de humano tiene esta gente? Que de humano tiene haber creado unas condiciones tales de cautiverio para que en las mazmorras del Sebin perdiera la vida el Sr. Rodolfo González. Qué de humano tuvo dejar morir a Franklin Brito, minar la salud de Simonovis, de los comisarios y las vejaciones sufridas por la jueza Afiuni. Qué de humano tuvo la GN que golpeó salvajemente a Marvinia, o los que le quitaron la vida a Geraldine, Bassil, Redman, Kluivert y muchos otros. De qué humanidad está hecha la diputada que golpeara salvajemente a la diputada María Corina Machado ante la placentera mirada del capitán Cabello. Qué de humano tiene esparcir excrementos sobre inocentes presos políticos en una cárcel militar. Qué de humano tiene un régimen que deja morir personas por falta de medicamentos por haberse robado las divisas destinadas a la importación de los mismos o aquellos funcionarios que dejaron que se pudrieran cientos de miles de toneladas de alimentos. Qué tan humano es un régimen que somete a madres a largas colas a pleno sol para comprar leche, aceite, jabón o pañales para su bebe en las cantidades y días que el régimen establece, previo marcaje de sus brazos al mejor estilo nazi. Qué dosis de humanidad pueden tener unos gobernantes a quienes no les importa y hasta celebran que cientos de miles de familias se separen por la forzada necesidad de buscar oportunidades, en otras latitudes porque la tierra que los vio nacer ya no se las ofrece. Como vemos, los miembros de este régimen carecen de esa condición de humanidad y aún más de la sabiduría necesaria para enmendar lo que constituye mucho más que simples faltas o errores.
De manera pues que ningún cambio de rumbo para mejorar, vendrá mientras esta gente esté en el poder. El tiempo de pedir rectificación ya paso, y lo que corresponde ante esta situación de emergencia nacional es exigir a través de la presión ciudadana organizada y pacífica que se vayan y dar paso a la transición hacia una nueva Venezuela.
@JoseAVega
