El base y escolta exNBA dominicano Luis Flores ha tratado de sacarle el jugo a cada minuto que participa como reserva para los Guaros de Lara y, con el paso de los encuentros, comienza a reencontrarse con su mejor versión, tras arribar con más de un año de inactividad encima, en un momento crítico en el que el equipo requería de un jugador con su experiencia y virtudes ofensivas.
Próximo a cumplir 34 años de edad, este sábado, Flores se siente afortunado por haber regresado a Venezuela con un equipo de las características de los crepusculares, tras experiencias previas con Marinos de Anzoátegui y Guaiqueríes de Margarita en las que su rol era aún más protagónico y exigente.
“Este equipo se ha hecho como para que no haya un héroe en específico, sino que los equipos contrarios entiendan que, del uno al diez, el jugador que venga de la banca, al igual que los que inician, tiene mucha potencia. Nosotros los tres extranjeros a veces salimos de la banca porque el equipo tiene la fuerza y mucha habilidad en cada posición”, explica a un lado del camerino en el Domo Bolivariano de Barquisimeto.
A su juicio, la fortaleza de Guaros es la “versatilidad”, porque “cualquier día, cualquier jugador puede salir y mostrar su potencial”. Estima que la plantilla de Guaros es “un gran equipo que se lleva súper bien dentro y fuera de la cancha y eso se nota porque jugamos con cero egoísmo, siempre con la meta de llevar al equipo a un triunfo”.
En República Dominicana, su regreso a los tabloncillos generó alegría y atención mediática. Cuando ya parecía que se uniría a un equipo de su país, fue llamado en circunstancias en las que no estaba clara la situación del visado que se le pediría a los estadounidenses para ingresar a Venezuela y la mayoría de los importados latinoamericanos de calidad ya tenían contrato en vigor. Flores era como “un gallo tapado” en el mercado de jugadores de esta zona del mundo.
“Sí”, dice con una sonrisa. “Llevaba un tiempo fuera, más de un año y medio sin jugar. El hecho de haber regresado al baloncesto y hacerlo con un buen equipo ha hecho que el apoyo (de los dominicanos) sea inmenso”.
Hay cosas como su fino disparo de tiro libre y su instinto para los triples que parecen intactos, como si nunca se hubiese producido esa pausa. “Gracias a Dios el tiro ha estado consistente. El Señor me ha dado la bendición de poder mantener mi nivel de juego en general y aquí el cuerpo técnico ha hecho un buen trabajo conmigo en los minutos que me ha dado”.
Además, sus compañeros de la segunda unidad parecen haberle facilitado la tarea. “El grupo con el que usualmente juego en la cancha es uno con el que me llevo muy bien y lo he sabido aprovechar.
Entendemos el rol que tenemos y nuestra situación. Sé para qué me trajeron aquí. Es para ayudarlos a ganar, no sólo como el héroe que sacará la cabeza cuando el equipo lo necesite, sino también ayudar a conseguir las victorias”.
Agradece el buen trato recibido por los aficionados en la ciudad pero, debido a que viene un tramo difícil del calendario contra Cocodrilos, Trotamundos, Marinos y Bucaneros, hace un pedido especial. “Queremos apoyo y mucha energía buena porque la vamos a necesitar precisamente en estas próximas cuatro series. Eso ayuda mucho al grupo, a los jugadores y al quinteto en general”.