El Gobierno venezolano incrementa, de manera sostenida y exponencial, el gasto de la nación destinado a la publicidad y la propaganda oficiales.
Así lo afirmó el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) Venezuela, de acuerdo con un estudio que llegó a la conclusión de que el gobierno chantajea a los medios de comunicación con la pauta publicitaria.
«En 2015, la inversión pública para publicidad y propaganda acumula Bs. 612.867.446,00 ($ 97 mil), cuatro veces más de las partidas que se ejecutaron en 2012, año que coincidió con la última campaña presidencial de Hugo Chávez», señala el informe que circuló este jueves.
Este análisis se constata -agrega el IPYS- con el despliegue publicitario oficial de los domingos, como ocurrió el 1° de febrero de 2015, cuando las instituciones estatales pautaron 76 avisos en los 38 principales diarios nacionales y regionales, en las 11 entidades de mayor población del país. Ese día al menos 90% de los 76 anuncios estatales se concentró en 2 medios oficiales y 11% en medios con tendencia pro-oficialista.
Otro 4% apareció en dos medios que se definen como equilibrados, y sólo 6% de la publicidad oficial ocupó los espacios de otros dos medios con tendencia crítica, para difundir mensajes pagos de corte regional, que correspondieron a promociones de alcaldías, gobernaciones y fundaciones locales.
Frente a esto, «la publicidad oficial estuvo ausente en 16 diarios con tendencia crítica y equilibrada. La mayoría son diarios privados que han sido señalados por autoridades gubernamentales nacionales y regionales como responsables de una «guerra mediática»».
Chantaje
Luego de sopesar estas y otras variables, como un análisis de contenido aplicado a los medios que fueron premiados con las pautas publicitarias oficiales, el equipo de periodistas de IPYS Venezuela llegó a la conclusión de que el Estado se vale de la asignación publicitaria para discriminar a la prensa privada con tendencia crítica, fomentar la dependencia y forzar al ejercicio de un periodismo cada vez menos incómodo para el poder.
En síntesis, las instituciones estatales castigan a los diarios que dan cabida a las denuncias ciudadanas y a la crítica contra el gobierno, mientras que sus páginas predilectas para pautar los anuncios publicitarios y propagandísticos son las de la prensa estatal y los medios privados, que mantienen una línea complaciente y se perfilan como pro-oficialistas.
Atentado a las libertades
La violencia física y verbal contra el periodista, apertura de procesos judiciales y la compra de medios por parte de grupos empresariales ligados al gobierno; son algunas de las señales de que en Venezuela se ha ido atentando contra la libertad de prensa.
Marianela Balbi, directora ejecutiva del Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys) en Venezuela, sostiene, por otra parte, que desde 2014, específicamente, se incrementaron las medidas que limitan el ejercicio del periodismo y que han generado la censura y la autocensura de medios y periodistas.
Balbi considera que el más afectado ha sido el ciudadano común porque le han limitado el acceso a la información.
Detalló que entre los mecanismo sde censura están las medidas de detención, pero existen otras más sutiles que ocurren con mayor frecuencia que son las órdenes de censura por parte de los organismo del Ejecutivo nacional y de otros sectores gubernamentales como el sector petrolero, financiero y de Industrias Básicas.
“Lo más lamentable es que durante todo este tiempo en Venezuela se ha alcanzado el eslabón más alto de la censura y es la autocensura: de cada 10 periodista consultados 3 han expresado que en algunos temas se han autocensurados en los últimos cuatro años para evitar posibles consecuencias violentas”. Pese al panorama adverso existen periodistas comprometidos con su profesión.
“Al periodista se le está viendo como parte de los conflictos, y no es así, se trata de un actor neutral que está para informar, pero también para criticar al poder y para cuestionarlo. El periodismo independiente en Venezuela está criminalizado”.
El Carabobeño sin papel
Nuevamente El Carabobeño está a punto de quedarse sin papel.
A través de una nota publicada en la web del diario, informaron que si no despachan papel de inmediato, El Carabobeño deberá sacrificar ediciones futuras de su revista dominical Paréntesis para extender su circulación por un mes, cuando definitivamente deberán cerrarse las puertas de este octogenario medio de comunicación social independiente.
El licenciado Eduardo Alemán Pérez, director del Diario del Centro, alertó lo que observa como una intención vedada de afectar la credibilidad de El Carabobeño. «Cuando estamos a punto de quedarnos sin papel denunciamos la situación, aparecen algunas bobinas y también el compromiso de mantener un envío permanente. Esto último no se cumple, por lo que debemos volver a denunciar. Quizás quieran que la gente piense que estamos mintiendo”. Las diligencias por parte de El Carabobeño no se han agotado. Todo lo que hay que hacer se está haciendo, advirtieron.