Los venezolanos ajenos a las aspiraciones de quienes tienen la política como actividad, sentimos preocupación por el estado actual del país. Somos ajenos a aspiraciones políticas pero no somos ajenos al destino de la Patria. He venido percibiendo que quienes algún éxito han tenido en política, de un lado o de otro, se sienten con derecho a decidir por los demás e incluso a imponer a los demás sus criterios o visiones. Los liderazgos se ejercen muchas veces para dominar a quienes no piensan y a quien lo haga, se execra.
Existe, además, la tendencia acentuada a olvidar que el mandato popular, el ejercicio del poder, es efímero.Aunque se procure alargarlo por cualquier método, ese ejercicio es temporal. En cualquier momento termina y habrá que rendir cuenta, muchas veces ante los hombres y siempre ante Dios. Formar a quien aspire a gobernar o ejercer un cargo de representación popular, en la cultura del servicio, de la temporalidad, de la rendición de cuenta, del respeto a la dignidad de la persona humana y a su pensamiento y a la participación ciudadana en las decisiones, es una tarea urgente. Querer dominar no es democrático ni propio de hombres libres.
Estamos frente a un proceso electoral cercano, no se sabe aún la fecha y esa es otra demostración de manipulación e imposición, pero debe ser este mismo año, y por primera vez las fuerzas democráticas de la nación tienen una opción de triunfo claro y lleno de posibilidades. El régimen ha caído no solo en los resultados de su gestión, sino también en credibilidad, en prestigio moral, intelectual, personal. Parece que nos gobernara un equipo de payasos. No hay sector de la vida nacional que aparezca progresando y en desarrollo. Todo está por el suelo.
En estas circunstancias, la responsabilidad se traslada a las fuerzas democráticas. La oposición al régimen madurista debe estar a la altura de lo que la historia le exige. Cómo elegir los candidatos opositores es un factor importante a la hora del triunfo. Soy partidario de hacer el mayor número de primarias, pero ciertamente no es la única forma de elección de candidatos. Ramón Guillermo Aveledo afirmó, sabiamente, en algún proceso pasado, que debían hacerse “tantas primarias como fueren necesarias y tantos consensos como fueren posibles». La participación ciudadana no debe ser una amenaza para la unidad, al contrario, la unidad debe fundamentarse en la participación ciudadana, sea a través de primarias o sea a través de consensos. Confío en la capacidad de diálogo de quienes dirigen la oposición. No es hora de apetencias insensatas, hay quienes se creen imprescindibles y nadie lo es. Es hora de que cada quien se ubique en el lugar correcto de lucha. Pero dejar sueltos descontentos en el desarrollo de la escogencia de los candidatos puede ser un peligro para el triunfo y lanzar planchas o candidaturas paralelas a las de la MUD puede ser un dardo mortal imperdonable.