La situación humanitaria en Adén, principal ciudad del sur de Yemen, es «catastrófica» alertó el martes la Cruz Roja, que confirmó la llegada al país de un primer avión con personal médico.
En Yemen, principalmente en el sur y en Adén, prosiguen los combates entre los rebeldes chiitas, vinculados a Irán, y las fuerzas leales al presidente, apoyadas por Arabia Saudí.
«La situación humanitaria es crítica en Yemen, país que importa 90% de los productos de alimentación», dijo a la AFP la portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja en Yemen, Marie Claire Feghali.
En Adén la situación es «como mínimo catastrófica», dijo la portavoz de la Cruz Roja. «La guerra en Adén está en cada calle, en cada esquina (…) Muchos no pueden huir», agregó.
La Cruz Roja pidió una tregua inmediata para poder hacer llegar la ayuda y confirmó que el lunes un avión con personal médico había aterrizado en Saná.
Al menos 540 personas murieron y 1.700 resultaron heridas en combates en el país desde el 19 de marzo, según un balance divulgado el martes por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La UNICEF por su parte dio cuenta de al menos 74 niños muertos y 44 heridos desde el 26 de marzo, fecha en que se inició la ofensiva de la coalición árabe dirigida por Arabia Saudí para frenar el avance de los rebeldes chiitas en el país.
Desde el domingo, los combates en Yemen, particularmente en el sur, causaron la muerte de 159 personas, de las cuales 63 en Adén, según un balance de la AFP a partir de diferentes fuentes.
Los chiitas hutiíes se enfrentan a los partidarios del presidente Abd Rabbo Mansur Hadi, exiliado en Arabia Saudita. Yemen sufre a diario bombardeos de la aviación de la coalición árabe que apoya a Hadi.
Bloqueados en Adén
Los 800.000 habitantes de Adén están bloqueados por los combates, «ni siquiera pueden huir», dijo la portavoz de la Cruz Roja.
«Los cadáveres quedan abandonados en las calles, nadie puede aventurarse para recuperarlos», agregó. «La situación es peor en los hospitales», deploró Feghali.
El portavoz de la UNICEF, Christophe Boulierac, explicó que los niños eran «víctimas de armas directamente» o de «consecuencias indirectas de este conflicto», puesto que la violencia afecta a las infraestructuras de sanidad.
«Los niños deberían recibir una protección inmediata», declaró Boulierac, que señaló que más de 100.000 personas fueron desplazadas por la guerra en Yemen.
Los rebeldes chiitas y sus aliados, que el año pasado se ampararon de Saná, la capital, y de vastas regiones del norte y centro de Yemen, avanzaron a comienzos de marzo una gran ofensiva hacía Adén.
Las fuerzas leales al presidente Hadi tratan de quebrar el cerco de la ciudad con el apoyo de la aviación de la coalición árabe.
Arabia Saudí pidió a Pakistán que entre en la coalición que interviene en Yemen, pero el gobierno paquistaní no parece tener mucha prisa.
Desde el lunes, por iniciativa del primer ministro Nawaz Sharif, el parlamento discute sobre la eventualidad de sumarse a la coalición organizada por Arabia Saudí.
Pakistán intenta a la vez quedar bien con su aliado saudí y con Irán, país vecino que se opone firmemente a la intervención.
Numerosos parlamentarios advierten contra las consecuencias de una participación en la ofensiva en Yemen y recuerdan que Pakistán pagó un duro tributo por su intervención en Afganistán.
«Tomen el tiempo que sea necesario. Necesitamos sus consejos honestos y vamos a retener los argumentos mas razonables para nuestra política», declaró Sharif al dirigirse a los diputados.
El conflicto en Yemen formará parte de la agenda de la visita que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan debe efectuar en Irán, acusado de apoyar a los chiitas hutíes.
Erdogan, un islamista conservador, había denunciado a fines de marzo la voluntad de «dominación» de Irán en Yemen.