Los líderes de América Latina, de México a Brasil pasando por Argentina, han guardado silencio en buena medida frente a la crisis de derechos humanos que atraviesa Venezuela y es poco probable que vayan a hablar en contra del país petrolero en la Cumbre de las Américas que se celebra en Panamá esta semana.
Los jefes de estado de los países latinoamericanos tienen lazos comerciales e ideológicos con Venezuela y las recientes sanciones de Estados Unidos en contra de algunos de los funcionarios de ese país los ha puesto aún más a la defensiva. Otros no quieren ser vistos como mandaderos de Washington, especialmente si en casa enfrentan protestas o la caída de los índices de aprobación.
«De manera exitosa, Venezuela ha usado la historia imperialista de Estados Unidos en su favor así como el uso de su poder, de una manera que ha hecho que todos quieran evitar criticarlos públicamente», dijo Geoff Thale, analista de la organización Oficina de Washington para América Latina.