Sobre las piedras del pozo Los Hombres de la hacienda La Ermita, en el caserío Puerto Rico de Humocaro Alto, fue hallado boca abajo y totalmente desnudo, el cadáver de Anderson Antonio Arguello Figueredo, de 34 años.
El mismo estaba desaparecido desde el Viernes Santo, cuando se bañaba con su hijo de seis años en la cascada Arzobispo y a eso de las 11:25 am, una fuerte corriente los arrastró. A unos seis kilómetros, encontraron al padre del pequeño, ayer.
Golpeado, con varios moretones en todo el cuerpo, rasguños hechos por las ramas, algunas hojas sobre su pecho y hasta hinchado, estaba el cuerpo sin vida del hombre que trabajaba en vida como conductor de un Ruta 5.
Plan de baquianos
A las 7:00 am, se reunieron 28 baquianos, quienes conocen a la perfección la zona. Se dividieron en siete grupos de cuatro personas, cada uno y comenzaron a recorrer el río por dentro. Comenzaron desde el puente La Estancia y finalizarían en la cascada Arzobispo.
«Lo hicimos así porque a veces se divide en dos o tres partes como donde lo hayamos, entonces de esa manera teníamos mejor visualización», narró uno de los 28 héroes anónimos que no quisieron identificarse.
Explicó que sus únicas herramientas eran mecate y un machete para abrir paso porque en el camino había mucho monte.
«A eso de las 12 o 12:30 del mediodía vimos algo sobre las piedras, cuando nos acercamos estaba con mal olor y era el señor que buscábamos».
En eso dieron parte a dos funcionarios de los Bomberos de Morán que estaban por ahí y a su vez avisaron al resto de los rescatistas quienes se acercaron y sacaron el cadáver metido en una bolsa especial y en una camilla.
El sábado, estos héroes, que pertenecen al fundo zamorano Carmelo Mendoza, se reunieron con el grupo de rescatistas de los diferentes organismos de seguridad y explicaron como creían ellos que debía realizarse la búsqueda, “ese día no nos metimos porque la corriente estaba muy fuerte, pero sabíamos que debíamos activarnos para ayudar a los familiares”.
Disminuyen esperanzas vitales
Las esperanzas de encontrar con vida al niño de seis años disminuyen. Su abuelo, “desearía encontrarlo vivo. Mi hija tenía la esperanza de que fuese así también”, comentó con voz pasiva, en bajo tono y con una tristeza que se notaba en sus ojos, los cuales se le llenaron de lágrimas. Casi no podía hablar.
Moradores de la zona tienen dos teorías: la primera es que el cuerpo del niño pudiera estar en la parte alta del río, pues por el liviano peso, la misma corriente lo pudo haber sacado hacia la orilla y la segunda es que por la misma razón del peso, pudo haberlo arrastrado más lejos, y quizá haya llegado a la represa Dos Cerritos.
Sin embargo, las labores de búsqueda persisten. Incluso, los baquianos de la zona recorrerían los cinco kilómetros que les faltaban, hasta llegar a la quebrada Arzobispo.
Primera vez en el río
Carol Parra de Arguelles, esposa de Anderson y madre del infante de seis años, se encontraba calmada. Quizá los mismos nervios la han hecho ponerse fuerte.
Narró que el jueves en la noche, su marido le informó que el viernes irían hacia el río, “era la primera vez. Salimos como a las 8 de la mañana, en tres carros.
Llegamos como a las 11:00 am, yo me metí al baño a cambiarme con el otro niño de un año y el mayor me manifiesta que se quería meter, le dije que le comentara al padre”.
Mientras estaba en el cambiador escuchó un fuerte sonido, era la corriente que se avecinaba y con ella todo lo que encontró a su paso.
“En eso la gente comenzó a gritar, yo salí y corría desesperada preguntándole a los amigos con los que andábamos, por mi esposo e hijo. Uno de ellos, me dijo que los vio como se fueron con el agua”.
Justino Parra, narra que al momento del suceso, otros tres amigos de los occisos, igualmente se fueron con la corriente pero lograron rescatarlos.
Hicieron caso omiso
Pedro Parra, habitante de Humocaro Alto, dice que ya se ha hecho costumbre que el Viernes Santo, haya una crecida del río, por lo que al ver a la gran cantidad de personas dentro del agua, le advirtieron lo que podía ocurrir.
“William, el señor del restaurante, también les dijo pero como estábamos solo civiles no nos hicieron caso. Les manifestamos que fueran al pozo pero se quedaron en la parte de abajo”.
Narró que el cauce llevaba mucha agua y no había ningún cuerpo de seguridad.
“Adentro eran como 20 personas pero afuera eran como dos mil. El señor que estaba desaparecido tenía a su hijo en los brazos, por eso no encontró como salvarse.
Parra piensa que para el momento del hecho, debió haber un grupo de rescatistas.
“El pozo de abajo de la quebrada, tiene una profundidad aproximada de seis metros y el de arriba de unos ocho metros, aunado al agua que traía la corriente subió mucho y a una velocidad cercana a los 60 kilómetros por hora.
Según él, después de la tragedia fue que llegaron los rescatistas. Recordó que hace 25 años hubo una fuerte crecida la cual tumbó la pasarela y agarró un alto nivel.
Comentó que el sábado como a las seis de la tarde, escampó lo que originó que ayer el agua estuviese calmada.
Crear grupo de rescate
De igual manera, hizo una invitación a las autoridades para crear un grupo de rescate donde vinculen a los habitantes de la zona, a fin de que permanezcan siempre en el sitio, “porque nosotros hemos rescatado a muchos ahogados ahí”.
Cobertura complicada
Cabe resaltar, que el acceso a los medios de comunicación hacia la cascada Arzobispo, ayer, fue nula, pues nunca hubo una respuesta del comandante de la GNB, teniente coronel Gómez, para dar el permiso.
Al momento del rescate, tampoco se le permitió a la prensa, pasar y cubrir el hecho noticioso que mantiene conmocionado a todo el estado Lara.
