La Catedral Metropolitana de Barquisimeto, ubicada en la avenida Venezuela entre calles 30 y 31, es una de las obras más modernas de América Latina. Fue inaugurada el 14 de enero de 1969. La imponente infraestructura destaca por sus cuatro naves, el techo de vidrio, los hermosos vitrales y extensos jardines, pero ante la falta de mantenimiento preventivo, la joya arquitectónica ha perdido su brillo.
Para la comunidad católica, el templo es centro de espiritualidad. Sus detalles lo convierten en el patrimonio más atesorado por los fieles devotos, aunque sus alrededores muestren un aspecto descuidado que desentona completamente con todo el valor histórico y artístico que preserva la edificación.
Diversos párrocos encargados de la iglesia han manifestado a las autoridades locales la necesidad de emprender una recuperación externa para evitar daños intensos, sin embargo, siempre reina el silencio sobre la petición.
Sólo se ejecutan arreglos días previos al 14 de enero, fecha en la cual la imagen de la Divina Pastora arriba a la Catedral.
El paisaje que se contempla es deprimente. Se divisa un techo sucio y debilitado, cada vez que llueve el santuario se inunda. La grama perdió su color y los postes están sin luminarias producto del vandalismo. La basura “adorna” algunos rincones, mientras el sistema eléctrico no tiene protección.
El campanario de 24 metros de altura, es quizá el lugar más afectado. Su interior se encuentra repleto de escombros, es imposible subir porque las escaleras y paredes se caen a pedazos, por lo cual fue cerrado.
La rehabilitación de la casa de Dios, es sin duda el milagro que los administradores esperan se cumpla pronto.
