Lufthansa anunció este martes que el copiloto del avión de Germanwings que se estrelló en Francia matando a 150 personas, había informado a la aerolínea en 2009 de que anteriormente había sufrido una depresión severa.
La compañía, de la que Germanwings es subsidiaria, declaró que había entregado a la fiscalía documentos obtenidos «por medio de nuevas investigaciones internas», «en interés de una elucidación rápida y sin fallo» de las circunstancias del drama.
Entre esos documentos, se incluye información que concierne la formación de pilotaje de Lubitz, «documentos médicos», y «la correspondencia por correo entre el copiloto y la escuela de pilotaje».
Es a través de esa correspondencia que el joven entregó en 2009 documentos médicos que establecían que estaba capacitado para proseguir su formación, aunque había sufrido un «episodio depresivo severo».
El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, que el miércoles acudirá a proximidad del lugar del drama para rendir homenaje a los equipos que trabajan sobre el terreno, afirmó la semana pasada que no tenía «el menor indicio» sobre las motivaciones del copiloto.
Spohr explicó entonces que el copiloto había interrumpido su formación durante «varios meses» hace seis años por motivos que, según el responsable, no tenía derecho a revelar.
Andreas Lubitz había superado todas las pruebas necesarias y consiguió terminar la formación. Era «100% capaz de pilotar» un avión, había asegurado Spohr.