Habitantes de Los Rastrojos presenciaron por primera vez la ceremonia de bajada de la sagrada imagen de El Nazareno, la cual se realizó a las 07:15 de la noche de ayer en la iglesia Sagrada Familia o Santuario Arquidiocesano El Nazareno, como también es conocido en Cabudare, municipio Palavecino
Mientras miembros de la cofradía y voluntarios ayudaban a cargar la imagen, los fieles en medio de su alegría cantaban el himno de El Nazareno, además ofrecían aplausos de agradecimiento.
En el recinto religioso se había congregado la feligresía para honrar a Jesús bajo esta advocación.
Antes del hecho histórico, el párroco Nelson Parra ofició una misa, en cuya homilía pidió rezar por Venezuela, los enfermos y todas las personas que tienen necesidades.
“Concede la salvación y aleja todos los males que azotan al país. Pedimos tu intercepción, tu ayuda para seguir adelante. Renueva nuestra fe y esperanza” señaló el sacerdote, quien también se mostró complacido por la gran asistencia de devotos al templo para ser testigos del importante acto.
Comunidad entusiasmada
Habitantes de Los Rastrojos describieron el momento como único y hermoso, porque jamás habían visto como la imagen descendía hasta el altar principal.
“Queremos que se convierta en una tradición así como en otros estados” expresó Claudia Figueroa, quien sintió una conexión especial con El Nazareno.
El padre Parra, explica que la actividad característica en la parroquia es la procesión que se efectúa cada miércoles santo en el sector, cuando la imagen sale a recorrer las calles en hombros de los fieles, sin embargo espera que los próximos años la iniciativa se mantenga vigente, porque más que un espectáculo significa la cercanía con lo sagrado, lo espiritual.
“Dios está más cerca de su pueblo y la gente lo busca para elevar sus plegarias”
Preparación de fe
El párroco exhortó a la población a vivir la semana santa en familia.
Señala que la pascua es un memorial de salvación, no se trata de una fiesta o de vacaciones, simplemente es desprenderse de aquello que impide alcanzar la vida eterna.
“La cuaresma nos prepara para la paz, la resurrección, la celebración de Cristo que no se queda en la muerte, sino que nace y trae vida” concluyó.