Sin tregua. El camarada Goebbels…

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El régimen se ha propuesto modificar la realidad y la historia a través de costosísimas campañas propagandísticas. Para la cúpula roja es esencial vender una leyenda que sostenga un proyecto heroico, que no tiene una base en la realidad. Su prefabricado procerato es igualmente insostenible, porque sus pies ni siquiera son de barro, sino de una arena movediza que jamás se hará sólida. Hagan lo que hagan…

Los burócratas más activos y mejor pagados de este bodrio son los que se encargan de la publicidad y la propaganda, porque ellos buscan convencernos que este socialismo cambió el rumbo de la historia, no de Venezuela sino de la humanidad. Que el “Socialismo del Siglo XXI” es el faro de luz que esperaba la humanidad para acercarse a la máxima felicidad, que hasta viceministerio tiene en este “paraíso” terrenal.

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En un plano más concreto es menester aterrizar en esta provincia del imperio cubano, donde los publicistas del régimen se entregan con particular denuedo a mercadear la mentira como si fuera verdad. En 16 años han construido una plataforma mediática usada, exclusivamente, para ponerle patas ortopédicas a las cobas y embustes que la cúpula roja nos obliga a tragarnos, a través de la llamada hegemonía comunicacional. Junto a las intocables cadenas esto se ha convertido en un verdadero martirio, que nos obliga a apagar o bajarle el volumen a la radio, cambiar de canal y dejar de comprar los periódicos que ofrecen una versión fantástica de esta destartalada Venezuela.

Pero, mire usted, nada de lo usado para imponernos sus fábulas es original. Al releer los once principios emanados del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, dirigido por Joseph Goebbels, encontramos el origen y la fuente de inspiración de los “talentos” que dedican su esfuerzo más encomiable, a vendernos una versión edulcorada del desastre que es hoy este país que nos va quedando. Desde 1933 Goebbels monopolizó el aparato mediático y prohibió todas las publicaciones y medios fuera de su control y orquestó un sistema de consignas para ser transmitido mediante un poder centralizador del cine, la radio, el teatro, la literatura y la prensa.

Hitler no tenía por qué esconder sus más tenebrosos propósitos, por eso no dudó en crear un Ministerio de Propaganda. Sin eufemismos aplicó los once principios “guebelianos” para imponer su verdad nacional-socialista. Vale la pena enumerarlos para apreciar las similitudes, 82 años después. “1. Principio de simplificación y del enemigo único: Adoptar una única idea, un único símbolo, individualizar al adversario en un único enemigo. 2. Principio del método de contagio: Reunir adversarios en una sola categoría o individuo. 3. Principio de la transposición: Cargar sobre el enemigo los errores o defectos propios, respondiendo el ataque con ataque. 4. Principio de la exageración y desfiguración: Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea en amenaza grave. 5. Principio de la vulgarización: Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño debe ser el esfuerzo mental a realizar. 6. Principio de la orquestación: La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente. De aquí viene la frase aquella: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. 7. Principio de renovación: Hay que emitir constantemente informaciones, a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público ya esté interesado en otra cosa. 8. Principio de verosimilitud: Construir argumentos a partir de diversas fuentes a través de los llamados globos de ensayo o informaciones fragmentarias. 9. Principio de silenciación: A callar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen al adversario. 10. Principio de transfusión: La propaganda opera a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales: Se trata de difundir argumentos que arraiguen en actitudes primitivas. 11. Principio de la unanimidad: Convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”. Goebbels pues, de guardián del nazismo a camarada del “socialismo del siglo XXI”. Sí señor…

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