Un testimonio de no conoció Fernando Ortiz acerca de la existencia y cantidad de ingenios y trapiches en la Española es el que suministra Galeoto Cey:
“Las cañas de las cuales se hace el azúcar han sido traídas de las Afortunadas y de la Isla de Madera, y hay grandísima cantidad porque en dicha isla hay, como he dicho, más de 40 ingenios o molinos que hacen azúcar tanto de agua como de caballos. a estos los llaman trapiches y a aquellos, ingenios…”
Así que no cabe duda que debió ser desde la Española, que la caña fue traída a Tierra Firme tal como acertadamente, creemos, lo consideró el Dr Carlos Felice Cardot:
“…fue por las costas corianas por donde entraron a Venezuela las primeras semillas de caña. Y sin duda, puede haber sido por obra de Don Juan de Ampíes fundador de Coro, quien ha debido introducirla, pues él anteriormente la cultivaba con éxito en Santo Domingo, hasta el punto que merced a sus esfuerzos, pudo ´enriquecerse´ según rezan documentos de la época. De allí pasó su cultivo a El Tocuyo, posiblemente algún tiempo después de la expedición fundadora de 1545, ya que es constante que para 1579, según informe firmado el 28 de enero y comenzada su redacción el 13 de diciembre del año anterior, se habla de los ríos y quebradas que”…pueden haber regadíos para abastecimiento de la tierra y cañaverales de azúcar…; y luego al referirse a los elementos de que derivan el ´trato y contratación de esta tierra´, declara que dichas transacciones, se basen en la cría de ´ganados mayores y menores y labranzas de conucos de maíz, yuca y cañas y algún azúcar…” (Felice Cardot, 1964).
El aserto de Felice es bastante verosímil pues Ampíes llegó a Venezuela, a Coro propiamente, el 24 de febrero de 1529 y murió a principios de 1533, noticia tomada por Juan Friede de un documento donde la Real Hacienda declara que Ampíes murió “hace quince días” (Friede, 1961, p. 589, llamada 45)
En cambio no puede ser verdad una información de Tomás Polanco Martínez que hace venir de Caracas, Valles de Aragua y riberas del lago de Valencia, la caña de azúcar a El Tocuyo. (Polanco, 1960, p. 127)
La caña de azúcar, su cultivo y explotación se extendió por todo el país: en una relación geográfica firmada por Diego Gibaja en 1603, se mencionan ingenios en varias ciudades de Venezuela: Caracas, Barquisimeto, Tocuyo, Carora, Coro, San Cristóbal; se dice que en Valencia había trapiches, que en Mérida se producía azúcar y en Gibraltar “se daba caña de azúcar” (Relaciones Geográficas de Venezuela, 1964)
Para este año se exportaron 139 arrobas de azúcar a 30 reales cada una para un total de 4170 reales y, dice Arcila Farías que “La producción de azúcar fue pequeña en todo tiempo, pero cubría el consumo del país y ocasionalmente se exportaban muy escasas cantidades al precio sumamente elevado de 30 reales a arroba”, lo que fue igual en el siglo XVIII.
Aguardiente de Caña
El cultivo de la caña en proporción abundante y la producción de azúcar en cantidades más o menos suficientes, impulsó la destilación de aguardientes de caña que las autoridades coloniales según parece, no permitieron que circulara libremente.
Por ejemplo, Ermila Troconis de Veracochea, cita un acuerdo del capitán Francisco González de Figueredo quien en su visita a El Tocuyo el 18 de enero de 1689, entre otras cosas mandaba lo siguiente:
“Otro sí: Se ha de servir Vuestra Señoría mandar que se saque aguardiente de la tierra ni se venda por estar prohibido y por lo… (ilegible en el texto) de ella y que es causa con el consumo de dulce (léase ‘papelón’) en sacarlo, en que falta del todo para el abasto de la ciudad” (Troconis, 1984, p. 432)