Kimberly Yajure Silva, de 25 años, fue detenida en Ciudad Bolívar por tráfico de droga, tras recibir un paquete que venía de la ciudad de Barquisimeto. La joven fue recluida en el Internado Judicial de Sabaneta, en el estado Zulia, pero en septiembre del 2013, en medio de algunos traslados masivos, fue enviada al centro penitenciario David Viloria, mejor conocido como Uribana, pues su causa de origen estaba en esta entidad.
Al llegar a la cárcel larense, la joven estaba en calidad de procesada, varias audiencias se difirieron por no ser trasladada, hasta que al fin el 8 de diciembre del 2014, desde el Tribunal de Juicio 4, a cargo de la juez Marisol López, fue penada a 10 años de prisión.
Comenzó con un dolor
En el primer trimestre del 2014, comenzó a presentar dolores en el cuello, que fueron intensos y comenzó a crecer una especie de pelota, del lado izquierdo, justo debajo de la oreja: era una tumoración. Poco a poco se le fue abriendo la piel. Comenzó a presentar fiebre y escalofríos y los dolores eran constantes por lo cual la remitieron al Hospital Central Antonio María Pineda en donde fue atendida.
A la joven le realizaron una biopsia en las partes infectadas, porque necesitaban corroborar lo que tenía, al tiempo dieron los resultados y en los análisis indicaron que portaba el hongo criptococo, causante de la meningitis.
Paola Pinargote es la madrastra de la joven y quien ha estado luchando con todo lo que le ha pasado a Kimberly Yajure, pues su padre biológico trabaja y no puede viajar de forma constante porque es quien las mantiene.
La dama comenta que han sido titánicos los esfuerzos que han hecho por la joven y siente gran temor que ese hongo emigre al cerebro, pues de ser así le puede dar un paro cerebral e incluso uno respiratorio.
A pesar de tener un diagnóstico fue devuelta al penal y como poseía una boleta abierta era sacada de forma constante al médico cada vez que se sentía mal.
En el mes de octubre del año pasado, se puso peor y requirió ser trasladada hasta el área de Emergencia del Antonio María Pineda. A la joven no se le bajaba la fiebre y su herida seguía abierta segregando líquido.
Fue a mediados del mes de noviembre, casi teniendo el mes hospitalizada, que le practicaron otros estudios y le diagnosticaron tuberculosis. Hasta diciembre estuvo en el principal centro asistencial de la ciudad y luego fue referida al Hospital Luis Gómez López, lugar donde tratan las enfermedades infecto contagiosas. Comenzó su tratamiento semanal.
El 31 de diciembre se le venció la boleta abierta para el traslado y no ha sido llevada de forma constante a sus citas, por ahora sale con las boletas que emite el doctor del penal cuando se pone mal.
El caso de la joven pasó de tribunal de Juicio a Ejecución, responsable de velar porque se cumpla la pena y las condiciones en las cuales se encuentra en el recinto. La madre ha metido desde el mes de febrero varios escritos ante los tribunales larenses y ninguno le da respuesta.
“Pido una medida humanitaria”
A la señora Paola Pinargote se le quiebra la voz mientras relata lo que tiene Kimberly, quien es como su hija.
“Señora ministra pido que se dedique al problema de salud de mi hija, que se me va a morir si sigue allí. Yo no quiero que me la entreguen muerta: lo que pido es que le den una medida humanitaria para hacerle sus tratamientos y atenderla como es debido”, expresó la madrastra de la privada de libertad.
Explicó que a su hija la tienen aislada en un cuarto al que denominaron Enfermería. Duerme en una litera, pero realmente es un depósito en donde están arrimados varios colchones y camas. Siente temor que en la noche le pase algo y nadie se dé cuenta por lo sola que está. Asegura que el sitio no es el adecuado, pues pasa las cañerías de aguas negras y el olor es nauseabundo y así mismo está ubicado a un lado de donde se bota la basura, convirtiéndose en un foco grande de contaminación.
La interna se baña con agua reciclada, comparte el mismo baño con el resto de la población y toma la misma agua de las otras 184 privadas de libertad que allí permanecen.
Un dineral
Aparte de todo el sufrimiento y dolor que tienen al ver a Kimberly Yajure enferma y acabándose dentro de la celda de Uribana, la familia en un viaje gasta ocho mil bolívares entre pasajes y estadía, porque son varios días que deben estar aquí. Alquilan una pieza y comen en la calle. En esta última oportunidad, antes de irse, debieron comprar dos cajas de antibióticos, cada una con un costo de 834 bolívares, además de 150 bolívares en gasas y 168 bolívares en adhesivos, sin contar guantes y tapa bocas.
Se consultó con el fiscal superior del estado Lara, si tenía conocimiento del caso y hasta ahora nadie le había notificado. La madre de la interna manifestó que hasta ese organismo no se ha dirigido, pero sí al tribunal en calidad de garantes pero le han dado la espalda.
Hace un llamado a Iris Varela, ministra de Asuntos Penitenciarios, para que la ayuden y pueda retornar la joven a su casa y evitar que las 184 internas que permanecen en Uribana se contagien. El peligro es evidente.